domingo, 28 de enero de 2007

La fiesta del ajedrez


A veces es menester tomar el gran angular y sacar una foto de conjunto. Pues bien, esto es lo que sugiero hacer leyendo el libro de Antonio Gude, La fiesta del ajedrez.

En este libro el aficionado encontrará de todo, como en botica, y podrá hojearlo y releerlo en circunstancias muy diversas… incluyendo aquellas pocas en que uno también está ¡harto del ajedrez!

Selecciono del libro algunas citas que me gustaron particularmente:

El ajedrez no es un juego para almas cándidas (Proverbio francés)

El ajedrez es la gimnasia de la mente (V.I.Lenin)

La jugada está ahí. Sólo tiene que verla (Tartakower)

Es tres veces más fácil encontrar una jugada en la sala de prensa que en la sala de juego (Tal)

Sólo un jugador fuerte sabe cuan débil es su juego (Tartakower)

Si no mueves nunca un peón, no perderás una sola partida (Tarrasch)

La amenaza es más fuerte que su ejecución (Nimzowich)

El tiempo que vuestro adversario invierte en reflexionar es un homenaje que os rinde (Philidor)

Puedes golpearle a tu oponente con el tablero; pero eso no significa que juegues mejor (proverbio inglés)

Seguro que luego de hojear unas páginas este refrescante libro, estaremos de mejor humor.

Antonio Gude, "La fiesta del ajedrez. Todo el tesoro lúdico del juego-rey", Tutor, Madrid, 2001, pp.251

viernes, 26 de enero de 2007

Ajedrez para pacifistas

El ajedrez ha sido comparado a una batalla y también a una guerra o una campaña bélica. Evidentemente se parecen en muchas cosas; tantas que estoy persuadido que su enseñanza en las escuelas militares mejoraría en algo el pensamiento militar. También se parece a un negocio en expansión dentro de un mercado particularmente duro; y en este sentido serviría a los empresarios. De todos modos existen muchos juegos aplicables a aspectos de la vida, y el ajedrez participa en igualdad con otros de clases muy distintas. Lo que ahora deseo destacar es un hecho que se escapa a veces incluso en las conversaciones entre los ajedrecistas de solera: el ajedrez también sirve a los no-agresivos, a los no-competitivos, a los que no desean, en suma, entrar en colisión con otros seres humanos bien sea porque les repugna o porque consideran que el esfuerzo no vale la pena.

Sí, y a ellos es que esta entrada en mi blog se dirige. Si Ud. no es competitivo seguro que se ha encontrado más de una vez con esa molesta clase de individuos; si Ud. no es agresivo, alguna vez habrá tenido que lidiar con esa especie. Resumiendo, que uno sea pacifista (por estrategia mental o por impulso biológico) no quita que se tenga que tratar con los “otros”, e incluso que esa relación llegue a ser íntima y duradera.

Aquí también el ajedrez sirve como campo de maniobras y terreno experimental. Y la mejor situación es con negras. Es verdad que con blancas también se puede jugar sin atacar (no a la defensiva exactamente, sino defendíendose por medio de ataques controlados), pero con las negras esta clase de personas está en su salsa. Luchar por mantenerse en el tablero, cuando alguien nos quiere echar, es una buena práctica pacifista; si se me permite usar la expresión de manera general.

jueves, 25 de enero de 2007

Cuando el juego entra en su última etapa

Durante mucho tiempo evité estudiar “finales”, y reconozco que aún me cuestan. También he advertido que esa clase de rechazos es compartida por muchos jugadores, sobre todo aficionados (los profesionales no tienen más remedio que zambullirse en ellos si quieren perseverar en la profesión). ¿Por qué esa falta de entusiasmo para estudiar esta parte del juego? Quizá porque hay pocas piezas; pero si lo analizamos un poco no es una verdadera razón, ya que igualmente podría justificar un gran interés. Probablemente porque los finales tienen algo de geométricos, y se asemejan a fórmulas que pueden aprenderse y luego aplicarse; pero fórmulas complejas que son a la vez frías y difíciles de recordar. Sin embargo, poco a poco fui cambiando de opinión, y el libro del GM Marín contribuyó a ello.

Él también menciona el rechazo por estudiar los finales, incluso menciona a ex campeón soviético que le aconsejó no estudiarlos ya que los que se producen más a menudo no son los que están codificados en los libros dedicados a ellos. Pero Mihail Marín no aconseja seguir ese camino y llama en su apoyo a Capablanca; el gran campeón cubano para quién analizar finales mejoraba sustancialmente la comprensión del juego ciencia.

Marín establece un paralelo singular que resulta muy sugerente ¿si conociéramos como transcurrirá el final de nuestra vida ¿no viviríamos mejor orientados? Dejando de lado el aspecto del temor a la muerte, probablemente sí. “El conocimiento del final puede ayudarle a uno a tener confianza durante el medio juego, y aportarle pistas acerca de qué dirección elegir en los momentos críticos. Esto podrá tener una influencia decisiva incluso si el final no llega a producirse, aunque en tales casos se trata más bien de una influencia potencial.” (Pág.162, ibidem)

Además, una vez superada la sensación de extrañeza al tener tan pocas piezas en el tablero, uno se va acostumbrando a apreciar la claridad y las combinaciones que surgen de esa misma falta de densidad poblacional. Quizá con el tiempo, podamos llegar a concordar con el autor del libro citado, cuando nos suelta: “…considero el estudio de finales una forma superior de cultura. Supongamos que tengo una o dos horas libres; puedo leer un libro o simplemente ver la televisión. Le aseguro que ninguna de estas populares actividades me ha reportado tanto placer intelectual que, por ejemplo, al estudiar los libros de finales de Averbaj.” (pag. 163)

Así, a bote pronto, cuesta aceptar una afirmación tan rotunda como la que desarrolla nuestro G.M., pero nunca se sabe… los caminos del Señor son inexplicables.

Nota: la imágen se corresponde a la situación dada en la partida Botvinnik-Euwe, Groninga 1946. (juegan blancas). La partida termina en tablas. (pag. 163-164, del libro citado)

lunes, 22 de enero de 2007

Amenazas reales y amenazas irreales

Dice Mihail Marín y a mi me parece “palabra de santo” que al enfrentarse a una amenaza lo primero que uno debe hacer es… no pensar en como defenderse de ella.

Sí, aunque parezca ilógico.

Lo primero que el jugador debe hacer, según este G.M., es descubrir si la “amenaza” existe. De la misma manera que lo primero que debe hacer un preso para intentar escapar… es saber que está preso. Claro, si uno piensa en una cárcel con rejas, pesadas puertas que se cierran y guardias con llaveros colgando, resulta evidente que uno sabe si está dentro o fuera… pero hay situaciones menos evidentes… y además existen las “ilusiones” o los espejismos, que de esto hay más de lo que se cree.

Volviendo a nuestro tema, no toda amenaza que se percibe existe. Puede ser un espejismo. Podemos tener el rey expuesto y puede rondarle como ave de presa alguna torre enemiga, incluso aliada con la Dama… y sin embargo no hay mate posible. No obstante quizá genere una sensación tal de intranquilidad que nos obligue a dejar nuestros planes de ataque para dedicarnos a una defensa… innecesaria.

Esto es lo que M.Marín llama “ilusiones ópticas” que llevan a una pérdida de tiempo y a veces a resultados catastróficos. También puede suceder que una seudo amenaza se convierta en real como resultado de una respuesta totalmente inadecuada. Por otro lado nuestro oponente tiene también dificultades en situaciones como las comentadas: ¿debe asumir que no existe amenaza real… o persistir en ello aunque a la larga no haga ningún daño si se encuentra con respuestas atinadas? Como bien dice el autor que comentamos no hay una respuesta general para esta clase de dudas; sólo la situación concreta puede decidir cual debe ser la política correcta. La situación importa y también, no olvidar, lo que conocemos de la psicología de nuestro adversario; ya que si es una persona muy sensible y nerviosa, rondarle el rey con ánimo depredador, puede provocarle un estado de pánico que convierta en real lo que hasta el momento era sólo un acercamiento.

jueves, 18 de enero de 2007

Psicología aplicada

Un interesante libro sobre un tema que, lamentablemente, hay poco. Se trata de Ches Psychology, de Angus Dunnington, Everyman Chess. El libro tiene como subtítulo: Approaching the psychological battle both and off the board. Como se puede leer, trata de los aspectos psicológicos del juego no sólo frente al tablero sino también en la
etapa de preparación.

Sólo me resta lamentar que no haya traducción ¡que se le va a hacer!

Wilhelm Steinitz

En el siglo XIX, podríamos llamar la época romántica del ajedrez, atacar estaba asociado a la valentía, y ésta, claro está, al honor. Por lo tanto el jugador que podríamos llamar “posicional” de estilo pausado y desarrollo sólido, no era bien considerado. Una sonrisa benevolente podía, en muchos casos, esconder un juicio moral de cobardía o de falta de hombría. Es curioso, pero no tanto si observáramos también la sociedad europea donde el ajedrez se desarrolló; una sociedad con el mismo estilo, “tirada pa’lante” y con ejércitos, como el francés o el prusiano que cultivaban la estrategia del ataque a outrance, siempre adelante, nunca hacia atrás.

El ajedrez es, según algunos, el reflejo abstracto de la sociedad y sus condiciones incluyendo las espirituales (léase, por ejemplo, los libros de Gary Kasparov, “Mis geniales predecesores”); personalmente considero que es difícil escapar de la sociedad, sus modas y sus fobias, y que por lo tanto un juego complejo, de gran riqueza conceptual y de infinitas combinaciones, como el ajedrez, tampoco puede escapar de donde medra.

Cuando tuve en mis manos el libro del GM Mihail Marin (“Secretos de la defensa en ajedrez”) y me detuve en el primer capítulo, al ver como lo titulaba: “El noble arte de la defensa” no pude menos que pensar que estábamos de acuerdo desde el mismísimo principio.

Por suerte, para el ajedrez, como escribe Marin “los cambios de actitud durante el Siglo XX se reflejaron de forma positiva en el ajedrez. La gente se volvió tremendamente pragmática en la vida cotidiana, dejando a un lado sus sueños heroicos o utópicos. En ajedrez, esto permitió a los jugadores evaluar las posiciones con mayor objetividad.”

Y aquí tenemos un hombre que fue adelantado en su época, a tal punto que aunque se reconociese su maestría no se le entendía en el mensaje profundo que lanzaba sobre la estrategia: Wilhelm Steinitz, Campeón del mundo 1886-1894. Steinitz estudió el ajedrez en forma diferente a otros GM de su tiempo, elaborando su sistema y desarrollando un juego que fue ganador durante varios años, hasta que se desarrollaron nuevos conceptos. Lo interesante del caso es la opinión que el gran ajedrecista tenía sobre la defensa, hasta ese momento, tal como comentamos más arriba, unánimemente despreciada: “Hablando en general, un ataque sólo tiene posibilidades de tener éxito si la posición enemiga se encuentra debilitada”.

Steinitz buscaba, en consecuencia, su desarrollo el cual, en algún momento del medio juego, permitía la explotación de una debilidad enemiga siempre presente, aunque no siempre reconocida.

De aquí deducimos la necesidad de desarrollar una habilidad esencial: conocer las debilidades en el despliegue de nuestro rival. Debilidades que siempre existen, de eso podemos estar seguros, ya que cualquier avance de las piezas no puede evitar dejar por el sólo hecho de su desarrollo una debilidad detrás. Quién avanza, siempre deja agujeros a su espalda.

miércoles, 17 de enero de 2007

Información sobre el Blog

Este blog es la continuación de uno similar denominado "Me gustan las negras". Razones prácticas impulsaron el cambio y de paso la sustitución de su nombre original, que si bien era correcto por su espíritu, daba lugar a ambigüedades que aunque graciosas prefiero evitar. Los que quieran repasar las entradas anteriores a ésta (y dado que el citado blog ha desaparecido de la red, pueden leer una copia de él), por favor hacer click aqui: http://solotxt.brinkster.net/tabularium/megustanlasnegras.mht

Nota: Si usais Firefox no se podrá leer porque el formato "mht" es propio de Microsoft, pero sí dejará bajarlo o leerlo con el Internet Explorer.