Escribe J.Nisbet que "la inteligencia no soluciona todos los problemas, se necesita estrategias adecuadas", y esto es también válido a la hora de pensar en el desarrollo de buenas estrategias defensivas, en ajedrez.
Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que todo problema tiene una estructura oculta, no evidente por si misma, y que debe ser identificada si se quiere resolverlo con eficacia. Por ejemplo, hay dos clases básicos de problemas con los que nos enfrentamos al planificar nuestra estrategia en ajedrez (al igual que en otros aspectos de la vida): problemas convergentes y problemas divergentes. Los primeros, los convergentes, pertenecen a la clase de problemas donde combinando la información significativa se puede obtener una solución correcta. Los segundos, los divergentes, son otra clase de problemas; en ellos existen varias soluciones posibles, igualmente satisfactorias.
En general la selección de una apertura y de alguna de sus variantes, es un problema "divergente", distintos movimientos llevan a soluciones razonables y por lo tanto satisfactorias. En cambio los finales plantean problemas típicamente "convergentes". Sólo hay una solución adecuada, que surge de una combinación sabiamente planificada.
Una de las cosas que considero muy recomendables es diseñar varias estrategias de aprendizaje, según el tiempo que disponemos, los recursos a nuestro alcance (incluyendo los informáticos) y el tipo de memoria que nos resulta más cercana. La mayoría de los jugadores de ajedrez tenemos una mente "espacial", es decir que nos encontramos cómodos imaginando una distribución espacial de piezas, o una distribución espacial de ideas, o una secuencia en forma de árbol de decisiones. No obstante la capacidad de recuerdo de cada uno es diferente, por razones realmente complicadas, y hay personas que necesitan hacer los movimientos en un tablero real, con piezas reales, mientras otros sólo necesitan un tablero virtual y poco más.
Hay incluso personas que se ayudarían más si descubrieran los "mapas mentales" y la posibilidad de armar la apertura como un mapa arbóreo, con sus ramificaciones en los principales nudos... mientras que para otras esta herramienta resulta innecesaria.
¿Cómo darnos cuenta de que clase de herramientas nos son más útiles? Pienso que la mejor y más segura forma de conocernos es probar distintas posibilidades e intentar trabajar con ellas durante un tiempo. Es posible que no sea la que más nos convenga; pero el conocimiento obtenido nos permitirá, luego, seleccionar otra más adecuada a nuestra mentalidad.
1 comentario:
Muchas gracias por el comentario. Saludos.
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