viernes, 26 de octubre de 2007

Kasparov. 4

Siguiendo con el libro que comento estos días (me refiero al de Kasparov), otro punto que me llamó la atención es su incitación a desarrollar la fantasía en nuestra vida, y también en el ajedrez. Uno sabe muy bien que imaginar cosas es algo muy interesante… siempre que no suceda lo más habitual que consiste, cuando imaginamos, en ponernos a pensar en múltiples desgracias y futuros problemas. Evidentemente K. se refiere a la fantasía orientada hacia un propósito; en el caso del ajedrez se ve más claro. Cuenta como frente a una partida que jugaba en vez de resignarse al inevitable movimiento de la reina, para evitar un ataque, se puso a pensar en “¿No sería estupendo si…?” y por este camino llegó a elaborar una alternativa diferente a la rutinaria.

Claro que se podría decir que la “fantasía” de un GM no es la de un aficionado, y obviamente todos estaríamos de acuerdo en ello. Lo mismo sucede en la vida real. No es igual la fantasía de un profesional con experiencia, que la fantasía de un novato; ni la de una persona medianamente inteligente, que la de un tonto.

De todos modos el consejo de K. sigue siendo provocativo. Nos incita a no seguir las líneas habituales, y a pensar en estados futuros radicalmente favorables, analizando a posteriori de que manera podemos acercarnos a ellos.

Cómo método de exploración me parece bueno, y si además lo leo en el libro del gran maestro… me parece aún mejor. Como él escribe: “Muy a menudo descartamos inmediatamente las ideas y las soluciones extravagantes, especialmente en áreas con patrones establecidos desde hace mucho tiempo.” (pág. 101), y esto es algo que deberíamos tener en cuenta casi todos los días que nos enfrentamos a la rutina diaria. Sería un buen ejercicio, y, por supuesto, es en el ajedrez donde podríamos practicarlo con efectos más inmediatos.

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