En la segunda parte del libro se consideran los temas habituales en los libros de ajedrez: evaluación y análisis. Sólo que en este caso no se muestran partidas ni jugadas específicas. El propósito de Kasparov es mostrar como este análisis también se realiza en la vida real en multitud de actividades, y hace hincapié en un aspecto crucial: el autoanálisis. Éste ni es fácil ni se ajusta a reglas claramente delineadas. Pero a pesar de su vaguedad debe intentarse para evitar el sesgo inevitable que está implícito en cualquier decisión que tomamos. El hombre es el estilo, como alguna vez se dijo, y es el “estilo” una fuente de placer y de errores que es menester tener en cuenta, para progresar en nuestro ajedrez.
La tercera parte combina lo dicho hasta el momento y busca aislar aquellas habilidades y actitudes que favorecen la toma de decisiones racional. Kasparov reconoce que resulta difícil concretizar en este punto, pero utiliza esta parte para resumir y subrayar lo que ha dicho en las anteriores.
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