lunes, 29 de octubre de 2007

Kasparov. 5

El libro que comento del GM Kasparov da para mucho. Tengo miedo de “eternizarme” en él (cuando hay tan buenos libros esperando…), pero cuando vuelvo a releerlo encuentro materia para muchos pensamientos de calado (o eso creo). Tomemos, por ejemplo, cuando escribe sobre la “preparación” en un trabajo, o en el ajedrez. Me entusiasmó particularmente esta reflexión: “Había cierta correlación casi mística entre el esfuerzo y los logros, sin un vínculo directo entre ellos.” (pág.111). Y mi experiencia confirma completamente esta afirmación. Algunas veces desfallecemos porque lo que hemos preparado para una tarea determinada no ha sido utilizado, o de poco ha servido. Sin embargo, como dice el maestro, “este esfuerzo “desperdiciado” tiene también su lado práctico”, ya que a la postre nos sentimos empapados de la cuestión y nuestra capacidad aumenta verticalmente.

No debemos desalentarnos si hemos preparado una apertura con sus variantes y luego nos encontramos que a poco de salir, nuestro adversario desarrolla otra, inesperada, que nos lanza hacia el vacío. La búsqueda de resultados inmediatos (algo tan importante en nuestra época) resulta, a la larga, un torpedo en la línea de flotación de nuestro desarrollo personal. Todo necesita tiempo… y maduración. Y en ese proceso el trabajo que no es remunerado inmediatamente conforma también un escalón imprescindible hacia la excelencia. Garry menciona el ejemplo de Thomas Edison, pero uno mismo, si se analiza cuidadosamente lo hecho en el pasado se puede vislumbrar como cada logro tiene mucho trabajo invisible en sus raíces; trabajo gratuito pero esencial. El que busca resultados importantes no debe reparar ni en los éxitos ni en los fracasos del corto plazo; ambos son esenciales y ayudan tanto unos como otros, sin son adecuadamente asimilados.

viernes, 26 de octubre de 2007

Kasparov. 4

Siguiendo con el libro que comento estos días (me refiero al de Kasparov), otro punto que me llamó la atención es su incitación a desarrollar la fantasía en nuestra vida, y también en el ajedrez. Uno sabe muy bien que imaginar cosas es algo muy interesante… siempre que no suceda lo más habitual que consiste, cuando imaginamos, en ponernos a pensar en múltiples desgracias y futuros problemas. Evidentemente K. se refiere a la fantasía orientada hacia un propósito; en el caso del ajedrez se ve más claro. Cuenta como frente a una partida que jugaba en vez de resignarse al inevitable movimiento de la reina, para evitar un ataque, se puso a pensar en “¿No sería estupendo si…?” y por este camino llegó a elaborar una alternativa diferente a la rutinaria.

Claro que se podría decir que la “fantasía” de un GM no es la de un aficionado, y obviamente todos estaríamos de acuerdo en ello. Lo mismo sucede en la vida real. No es igual la fantasía de un profesional con experiencia, que la fantasía de un novato; ni la de una persona medianamente inteligente, que la de un tonto.

De todos modos el consejo de K. sigue siendo provocativo. Nos incita a no seguir las líneas habituales, y a pensar en estados futuros radicalmente favorables, analizando a posteriori de que manera podemos acercarnos a ellos.

Cómo método de exploración me parece bueno, y si además lo leo en el libro del gran maestro… me parece aún mejor. Como él escribe: “Muy a menudo descartamos inmediatamente las ideas y las soluciones extravagantes, especialmente en áreas con patrones establecidos desde hace mucho tiempo.” (pág. 101), y esto es algo que deberíamos tener en cuenta casi todos los días que nos enfrentamos a la rutina diaria. Sería un buen ejercicio, y, por supuesto, es en el ajedrez donde podríamos practicarlo con efectos más inmediatos.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Kasparov. 3

Prosigo con los comentarios, que son a la vez resumen de las ideas que expone Kasparov en su libro sobre la vida y el ajedrez. Nuestro super GM recalca la necesidad de reconocer lo que él llama “pautas de nuestra vida”. Se refiere a la manera de tomar decisiones que responden a un patrón normalmente desconocido por nosotros. Estas pautas no se perciben y sólo un análisis crítico y objetivo puede descubrirlas. El tema da lugar al análisis que K. hace sobre la memoria y su papel en el juego ciencia; y como un GM toma sus decisiones sobre el tablero. Su conclusión es la ya conocida: no se trata de una memoria prodigiosa sino de la capacidad de reconocer configuraciones sobre el tablero cuya forma está ya almacenada en el cerebro del maestro.

Una situación similar se da en la vida cotidiana, pero con una diferencia esencial: el GM revista sus pautas en función de sus éxitos y derrotas, en cambio en la vida real pocas veces hacemos un análisis similar. De ello se deduce que deberíamos intentar una revisión regular de nuestra actuación diaria y si hemos localizado algo interesante, tanto por su novedad o por sus consecuencias, deberíamos tomar nota de ello, igual que hace un GM en su profesión.

Kasparov concluye con estas palabras que no son “políticamente correctas” pero que tienen una gran carga de sensatez: “Mucha gente habla de desconectar después del trabajo o de la escuela, de olvidarse de la jornada laboral para relajarse. ¿No serían mucho más eficaces si, al final de cada día, se preguntaran a sí mismos que lecciones han aprendido para el mañana?” (pág.94)

jueves, 18 de octubre de 2007

Kasparov. 2

El capítulo 3 del libro de Kasparov se refiere a la “estrategia”. Una palabra que siempre gusta, en la que todos estamos de acuerdo que se debe tener… pero que suele faltarnos más de lo que creemos. La partida, entre aficionados, suele ser una apertura más o menos conocida seguida de una serie de golpes y contragolpes sin una estrategia clara por ambas bandas. Uno de los problemas para seguir una estrategia radica en que los fines últimos de ésta, están bastante lejos y por lo tanto hay que atender a la “táctica” que es como decir al “día a día” del juego. Y en el proceso la estrategia inicial suele hacer aguas. Kasparov recomienda fijar objetivos intermedios”, que se constituyen en “los ingredientes necesarios para crear las condiciones favorables para mantener nuestra estrategia” (pág.42).

Más adelante establece: “Tener una meta y unos objetivos es el primer paso; mantenerlos y no perder el rumbo es el siguiente” (Pág.43). La segunda parte es la difícil, ahí está el cuello de botella de todo jugador: mantener los objetivos durante el caos normal que se produce en el medio juego. Muchas veces creemos que aplicamos una estrategia porque en distintos momentos perseguimos objetivos; más si éstos son cambiantes y en cierto modo caprichosos habría que recordar la lapidaria sentencia de Kasparov: “cambiar a menudo la estrategia es lo mismo que no tener estrategia” (pág.52).

miércoles, 17 de octubre de 2007

Kasparov. 1

El libro de Kasparov ya citado se divide en tres partes, según él mismo propone en su introducción: la primera trata de la “decisión”. Tema esencial para el ajedrecista que debe tomar decisiones a razón de una por jugada. Aunque en realidad no es así, ya que el proceso de toma de decisiones es complejo, y en la jugada se expresa un quantum de razonamiento y deliberación que permanece invisible al espectador, y al otro jugador. De ese proceso trata, pues, esta primera parte. No se dan recetas mágicas (no sería propio de un GM como Kasparov), pero sí se sugieren algunas conductas que podrían proporcionar al ajedrecista una mejor competencia en tal delicado proceso.

En la segunda parte del libro se consideran los temas habituales en los libros de ajedrez: evaluación y análisis. Sólo que en este caso no se muestran partidas ni jugadas específicas. El propósito de Kasparov es mostrar como este análisis también se realiza en la vida real en multitud de actividades, y hace hincapié en un aspecto crucial: el autoanálisis. Éste ni es fácil ni se ajusta a reglas claramente delineadas. Pero a pesar de su vaguedad debe intentarse para evitar el sesgo inevitable que está implícito en cualquier decisión que tomamos. El hombre es el estilo, como alguna vez se dijo, y es el “estilo” una fuente de placer y de errores que es menester tener en cuenta, para progresar en nuestro ajedrez.


La tercera parte combina lo dicho hasta el momento y busca aislar aquellas habilidades y actitudes que favorecen la toma de decisiones racional. Kasparov reconoce que resulta difícil concretizar en este punto, pero utiliza esta parte para resumir y subrayar lo que ha dicho en las anteriores.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Cómo la vida imita al ajedrez

Esta es mi primera entrada luego de las vacaciones. En realidad éstas terminaron hace tiempo, pero sucesivas actividades me restaron el tiempo necesario para escribir en el blog. Y aprovecho que estoy leyendo un excelente libro, el último de Kasparov, para reiniciar mi diálogo a una voz con los lectores.

Kasparov es un buen escritor. He leído parte de sus libros y los artículos que publica en New in Chess, y creo que sabe expresarse con claridad y a la vez con contundencia (como cabe a su estilo ajedrecístico). Este libro que hoy empiezo a comentar puede ser leído por alguien que no sepa nada de ajedrez (excepto quizá que requiere concentración y tiempo, además de conocer el típico tablero donde transcurre el juego). Kasparov se cuida de evitar los tecnicismos y todo lo que explica referido al juego es sencillo y dicho con palabras no técnicas (como diría un programador informático: “escrito en seudo código”). Pero, no obstante, para el que aprecia el juego y dedica a él una parte de su tiempo… el libro tiene mucho más resonancias y creo que puede ser gustado con mayor profundidad.

Por otro lado creo que para el jugador “de negras” ofrece un montón de ideas para practicar en cada partida. Así que me dispongo, si el tiempo lo permite, a comentar algunos de sus capítulos que más me impresionaron.