lunes, 28 de mayo de 2007

En qué confía el jugador de ajedrez

Mark Dvoretsky

He encontrado estas palabras del G.M. Mark Dvoretsky (actualmente entrenador del Equipo Olímpico Brasileño de ajedrez) que me parecen dignas de ser recordadas, en diferentes momentos de la práctica ajedrecística de un jugador no-profesional pero si profundamente interesado en el ajedrez:

“El jugador de ajedrez confía en sus propios descubrimientos en un grado no inferior a la confianza que le merecen los de los demás. Su descubrimiento es próximo a él, se graba mejor en su memoria, puesto que en algún momento le ha dedicado reflexiones y pensamientos profundos. Nuestras propias partidas deberían ser cuidadosamente preservadas y ocasionalmente revisadas. Al regresar de algún torneo, tenía la costumbre de registrar las partidas que había jugado en un libro especial, anotando las variantes que había calculado ante el tablero y las ideas que se me habían ocurrido durante las partidas. Dejaba espacio suficiente para futuras notas adicionales y eventuales correcciones. Más tarde, utilizaba repetidamente esta información al prepararme nuevas partidas, así como material para enseñar a los jóvenes jugadores. He recomendado el mismo sistema a todos mis jugadores. Las partidas que jugamos, junto con las ideas que en ellas se producen son los principales resultados creativos de nuestras carreras ajedrecísticas, de modo que merecen ser tratadas con cariño.” (pág. 30. “Secretos de la táctica en ajedrez”, Ediciones Merán).

El jugador de ajedrez aprende del juego y, además, comprende que en éste, como en la vida, no hay dos situaciones iguales, aunque sean muy parecidas. Las posibilidades de combinaciones son, en la práctica, infinitas, y se necesita una inteligencia despierta capaz de ver, simultáneamente, lo que cada situación contiene de común con otras, y lo que las diferencia. Este análisis perspicaz e ineludible no se aprende en los libros ni ningún entrenador puede transmitírselo a su alumno. Ni siquiera un G.M. puede codificarlo en forma de algoritmo y puesto en negro sobre blanco en un libro. Y no puede porque es imposible. Esta es, sin duda, la gran diferencia entre el ajedrez y cualquier otro juego que el ser humano ha inventado. Por lo tanto el jugador de ajedrez aprende de su juego, y en esa práctica tiene la posibilidad de generalizar tales principios no sólo para su futuro ajedrecístico sino para la vida: más que leer y leer libros de “desarrollo personal” de lo que se trata es de aplicar algunos principios básicos y ver lo que sucede en la práctica, analizándola y reexaminándola sin cesar.

Es en este sentido que pienso la gran utilidad del aprendizaje y la práctica del juego. Se adquieren y se desarrollan habilidades útiles en cualquier aspecto de la existencia que se quiera pensar. En cierto modo el juego es como una “cabina virtual” de vuelo, donde el piloto prueba sus nervios y sus reacciones en situaciones extremas o inesperadas que en la vida real raramente suceden, pero que cuando se dan pueden ser mortales.

Recordemos: más allá de las recetas, más allá de las codificaciones estadísticas de la experiencia de grandes jugadores, está la experiencia particular que resume nuestra combinación idiosincrática de inteligencia y experiencia personal. Desdeñar ésta, para ir en pos, únicamente, de lo que dicen los libros, es construir la casa por el tejado.

domingo, 27 de mayo de 2007

¡Probar... sin desmayar!

(GM Alex Yermolinsky)

La profundización en el ajedrez no es materia fácil para cualquiera. O se tiene un entrenador, y esto supone unos gastos especiales, o se confía en los libros que por cierto son abundantísimos. En cualquier caso los programas como Chess Base o Chess Assistant son fundamentales para poder analizar innumerables partidas y para mantener actualizada la base de datos.

No obstante, pasan los años, en una vida, y son pocos los jugadores que observan un desarrollo contínuado en su habilidad ajedrecística (sobre todo si no han empezado en la infancia). Hay épocas en que se aprende, y luego todo parece estancarse en una linea fluctuante y caprichosa que recuerda a la Bolsa en esos períodos donde “no pasa nada”.

Alex Yermolinski, G.M. de origen ruso y nacionalizado norteamericano (todo un símbolo de nuestra época) tiene un libro que me parece muy recomendable. Se trata de “El camino hacia el progreso en el ajedrez” de Gambit. En la parte 2 de este texto (a partir de la página 70) hace una serie de reflexiones sobre el auto aprendizaje en el juego ciencia y luego de dudar seriamente sobre los aportes, en general, de los textos sobre el ajedrez para mejorar la calidad de juego del aprendiz (incluso los propios autores sacan poco provecho de tales libros, como escribe: “Mark Taimánov escribió un libro sobre la Defensa Nimzoindia, pero esto no lo hizo invencible en esa apertura, y creo que jamás creyó en semejante utopía. Bent Larsen dijo una vez que escribir un libro una apertura determinada era un modo de despedirse de ella –nunca jugará nuevamente esa apertura-.” (pág.71, ibidem), no obstante cede a la tentación de no sólo escribir un libro sobre el “progreso” en el juego sino que además aventura una serie de consejos que considero interesantes (y por lo tanto niegan la mayor, en la medida que se demuestra que los libros sí sirven, si están escritos recogiendo la experiencia de años de los autores implicados).

Lo que Yermolinsky aconseja, a continuación, es practicar el juego analizando a fondo los errores que se cometen, sin intentar repetir las mejores jugadas que todos los libros aconsejan en tal o cual momento. Todo lo que uno intenta, aunque no se alcance fronteras espléndidas, sirve para mejorar el juego propio. En sus palabras “…sin embargo, no puedo decir que éste fuera un esfuerzo completamente inútil, pues me di a mí mismo una dura sesión de entrenamiento que posteriormente podría dar sus frutos ¡Era el proceso, y no los resultados, lo que importaba!” (Ibid)

Así que el mensaje está claro: aunque uno fracase en lo que intenta, se obtiene un beneficio invisible pero sustancial en la medida que hemos adquirido, en el duro esfuerzo de redescubrir la pólvora, habilidades nuevas y una nueva visión de la realidad mucho más encarnada.

Esto que dice Yermolinsky es harina para mi molino; ya que aunque se demostrase que el jugador de negras tiene matemáticamente menos probabilidades de ganar (algo que se está muy lejos de demostrar, y las estadísticas en si mismo no dicen nada, ya sólo confirman los prejuicios de los propios jugadores –son la profecía que se autorrealiza-), el sólo hecho de intentarlo con el máximo de esfuerzo de análisis, desarrollaría una capacidad hasta el momento inexistente; y por lo tanto el jugador tendría una competencia y un estado de ánimo totalmente diferente del que resulta de aceptar las jugadas recomendadas que también contienen los prejuicios establecidos por los G.M., que si bien son “maestros” no son omniscientes, y el juego, en si mismo, trasciende cualquier clase de sabiduría de un mortal ¡Hay muchas cosas por descubrir en un juego cuyas combinaciones exceden toda posibilidad de establecer verdades definitivas, más allá de los finales con pocas piezas que, en este caso sí, son en verdad ejercicios de matemática aplicada.

viernes, 25 de mayo de 2007

Poder combinatorio



La estrategia es importante, pero no lo es menos una buena táctica. La habilidad para acercarnos en cada decisión inmediata a lo que queremos hacer a largo plazo. Si fracasamos en la táctica… hacemos castillos en el aire.

Marck Dvoretsky habla de “visión combativa” para nombrar esa capacidad de “descubrir rápidamente ideas tácticas ocultas, es decir, el tipo de jugadas que no se perciben de un vistazo, y que normalmente implican sacrificios”.

Según el famoso G.M. esta capacidad puede desarrollarse mediante ejercicios y una teoría adecuada (ver para ello su libro: “Secretos de la táctica en ajedrez”, Ediciones Merán, de donde he extraído también la cita). En todo caso esta visión combativa es esencial para la defensa. De allí surge la potencia del contragolpe con que el jugador de negras responde a la natural agresividad blanca.

martes, 15 de mayo de 2007

Una "percha" para nuestra experiencia

Varias veces, en este blog, he incidido en la misma idea: quien se prepara para la defensa trabaja el doble de quién se prepara para el ataque.
Y esto es bueno en el ajedrez, ya que una buena preparación siempre es esencial para llevar a buen puerto una partida. En cierto modo el jugador de negras está en la situación del abogado "defensor" en un juicio penal; y el jugador de blancas es equivalente al "fiscal". La estrategia de ambos es diferente: al fiscal sólo le basta con incidir en los puntos débiles (o en otras palabras los que apuntan a la "culpabilidad" del acusado); en cambio el abogado defensor tiene que pensar tanto en lo que ha hecho su cliente, como en todo aquello por lo cual puede ser acusado, o sospechoso. Un buen abogado defensor tiene que tener al fiscal siempre presente, si quiere salvar a su cliente. Pues bien, la situación en una partida es equivalente.
Ese movimiento inicial que tiene el blanco es de gran valor para atacar, y allí, en ese ataque, se muestra también las fisuras que ofrece (todo movimiento debilita, ya que el punto de partida inicial es la mejor situación en que se encuentran los dos ejércitos desde el punto de vista de su defensa). Pero estas fisuras sólo serán útiles, para el jugador de negras, si estudia atentamente la estructura que se genera en la partida, y la mejor manera de frenar primero el avance y luego, cuando el movimiento inicial ha perdido su filo, efectuar un adecuado contra ataque.
El estudio en ajedrez es acumulativo, siempre se conoce una combinación nueva y se destruye un prejuicio viejo; y el jugador debe aprovechar sus conocimientos adquiridos en diferentes momentos a lo largo del tiempo; a veces, a lo largo de mucho tiempo. Por lo tanto es importante acumular conocimientos en forma legible, cómoda, siempre al alcance de la mano. La memoria ayuda, pero no es suficiente porque la memoria humana es altamente falible y además juega malas pasadas como lo sabe cualquier investigador científico. Se necesita registrar los avances, y poder volver a ellos para reflexionar sobre lo que significan y hacia donde apuntan.
Lamentablemente los programas de ajedrez no están, aún, suficientemente bien configurados para que el jugador pueda no sólo jugar, y revisar bases de datos muy completas, sino tambiénincluir cómodamente sus estudios y vincularlos entre sí de manera que respondan rápidamente a sus preguntas. Ni el Chess Base ni el Chess Assistant , permite tal complejidad en el estudio. En mi caso, me decidí por la utilización de uno de estos programas antes mencionado combinado con otros dos programas que me faciliten realizar mapas de análisis y páginas accesorias de estudios diversos. La combinación es potente, aunque a veces chirría (es decir se presentan problemas inesperados), debido justamente a que no es un sólo programa integrado el que cubre todas las necesidades. Pero funciona, y eso es lo que busco.
Resumiendo: se necesita generar un archivo personalizado de información que sea claro, lo más sencillo posible, y que permita acceder en cuestión de segundos al tema osubtema que es necesario repasar, profundizar, ampliar, o modificar. De esta manera nuestro archivo se convierte en una adecuada "percha" donde colgar nuestras experiencias y estudios, y aunque pase tiempo sin usarlo, siempre se pueda ir y en pocos instantes recuperar toda la información que se necesita.

lunes, 14 de mayo de 2007

La Siciliana. Vte. Najdorf

Un mapa, como el de arriba, puede ayudar a comprender, por ejemplo, como la defensa Siciliana-Najdorf, se inserta con sus hermanas, y con sus primas.
Es decir, un mapa permite ver las relaciones de proximidad y diferencia más fácilmente.
Obviamente no se utiliza para practicar, sino para tener un esquema mental que ayude a entender lo que hacemos en cualquier momento,.

domingo, 13 de mayo de 2007

La estructura oculta

Escribe J.Nisbet que "la inteligencia no soluciona todos los problemas, se necesita estrategias adecuadas", y esto es también válido a la hora de pensar en el desarrollo de buenas estrategias defensivas, en ajedrez.
Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que todo problema tiene una estructura oculta, no evidente por si misma, y que debe ser identificada si se quiere resolverlo con eficacia. Por ejemplo, hay dos clases básicos de problemas con los que nos enfrentamos al planificar nuestra estrategia en ajedrez (al igual que en otros aspectos de la vida): problemas convergentes y problemas divergentes. Los primeros, los convergentes, pertenecen a la clase de problemas donde combinando la información significativa se puede obtener una solución correcta. Los segundos, los divergentes, son otra clase de problemas; en ellos existen varias soluciones posibles, igualmente satisfactorias.
En general la selección de una apertura y de alguna de sus variantes, es un problema "divergente", distintos movimientos llevan a soluciones razonables y por lo tanto satisfactorias. En cambio los finales plantean problemas típicamente "convergentes". Sólo hay una solución adecuada, que surge de una combinación sabiamente planificada.
Una de las cosas que considero muy recomendables es diseñar varias estrategias de aprendizaje, según el tiempo que disponemos, los recursos a nuestro alcance (incluyendo los informáticos) y el tipo de memoria que nos resulta más cercana. La mayoría de los jugadores de ajedrez tenemos una mente "espacial", es decir que nos encontramos cómodos imaginando una distribución espacial de piezas, o una distribución espacial de ideas, o una secuencia en forma de árbol de decisiones. No obstante la capacidad de recuerdo de cada uno es diferente, por razones realmente complicadas, y hay personas que necesitan hacer los movimientos en un tablero real, con piezas reales, mientras otros sólo necesitan un tablero virtual y poco más.
Hay incluso personas que se ayudarían más si descubrieran los "mapas mentales" y la posibilidad de armar la apertura como un mapa arbóreo, con sus ramificaciones en los principales nudos... mientras que para otras esta herramienta resulta innecesaria.
¿Cómo darnos cuenta de que clase de herramientas nos son más útiles? Pienso que la mejor y más segura forma de conocernos es probar distintas posibilidades e intentar trabajar con ellas durante un tiempo. Es posible que no sea la que más nos convenga; pero el conocimiento obtenido nos permitirá, luego, seleccionar otra más adecuada a nuestra mentalidad.

martes, 1 de mayo de 2007

La Najdorf con su movimiento a6 característico.

Hay muchos libros dedicados a aperturas sencillas que tienen pocas variantes; al leerlos el autor los recomienda justamente por esa simplicidad. Pero no estoy de acuerdo. Es mejor profundizar en una apertura complicada, muy estudiada. Para el que desea ganar partidas en su club de barrio, probablemente esta decisión no sea acertada, aunque tampoco le asegurará derrotas; pero para quien busca complacerse en la belleza del juego y goza al reconstruir partidas de grandes maestros, el conocimiento de tales aperturas será más provechoso.
Entre ellas, la principal es la Siciliana Najdorf. La preferida de Fisher y Kasparov. Es una apertura llena de sutilezas que merecen ser conocidas con algun detalle.