sábado, 9 de julio de 2016

El ajedrez es mucho más que "jugar una partida".

El ajedrez tienes muchas posibilidades, más allá de la competición y los torneos. Además de las partidas amistosas que podemos jugar, con la informalidad que permite pensar, calcular, y olvidarnos de otros problemas más acuciantes o rutinarios, tenemos, y no es menos interesante, estudiar las grandes partidas que se han jugado desde fines del siglo XIX y admirarnos con las combinaciones y los asombrosos sacrificios de los Grandes Maestros.
No menos atractivo resulta el análisis de problemas, desde aquellos que podemos resolver en pocos minutos, hasta otros que se nos aparecen como de imposible resolución... y sin embargo lo tienen.
Otro campo que se nos abre es el conocimiento de los Grandes Maestros, no sólo en el ajedrez sino en sus vidas personales, a veces marcadas por circunstancias que nos dejan estupefactos. La historia de los hombres, y algunas mujeres, que dejaron su nombre en el ajedrez es un aspecto que está a disposición de cualquiera que tenga su punto de aficionado a la historia o a la sociología, incluso a la psicología, ya que algunos GM tuvieron una idiosincracia bastante peculiar.
Todo esto, y más cosas que ahora no tengo presentes, hace que el jugador de ajedrez tenga por delante, y por detrás, un vasto y apasionante camino para transitar hasta donde le lleguen sus fuerzas. 

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