jueves, 27 de diciembre de 2007

Una revista con valor añadido

Para terminar el año envío desde este blog un montón de buenos deseos a todos y en particular a los aficionados al ajedrez (y sobre todo a aquellos que han sabido encontrar el placer de jugar con negras).
Aquel que ha encontrado en el ajedrez una manera de flexibilizar su mente preparándola para la victoria y para la derrota; aprendiendo constantemente y comprobando que con las mismas piezas de siempre se pueden hacer nuevas combinaciones hasta el momento impensables... tiene un tesoro en sus manos y si lo cuida nunca estará ni sólo ni aburrido.
Leer buenas revistas de ajedrez es descubrir nuevas posibilidades a la vez de sentirse parte de una gran comunidad mundial "gens una sumus" (somos una familia); por lo tanto aprovecho la ocasión para saludar a el nuevo Peón de Rey que ha sabido remozarse con nuevas secciones, nueva tipografía y muchas más páginas para leer.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Aprendiendo a defenderse

Dado que sólo cuando estudiamos un libro realmente éste vale como información, deberíamos seleccionar cuidadosamente los libros que compramos. Y con ese ánimo es que presento éste, que me parece muy interesante para desarrollar nuestras habilidades “defensivas”.

Aquel que sabe defenderse, no tiene miedo a los ataques, y es un perfecto candidato para elegir las piezas negras toda vez que pueda. Aagard coloca varias citas muy oportunas, Como ésta: “Where most people see wall, a blessed few see doors”. Esben Lund (Donde la mayoría de la gente ve muros, unos pocos benditos ven puertas) y para mostrarnos las puertas donde sólo percibimos un muro infranqueable es que este libro está lleno de ejercicios para desarrollar una percepción más audaz y poco rutinaria.

El que pueda leerlo tendrá un buen maestro y, además, debemos luchar para evitar que la barrera idiomática se interponga de manera decisiva. Para aquel que quiere ver puertas donde otros sólo distinguen paredes, esta primera barrera será un obstáculo, más no un muro insoslayable.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Ilusiones y realidades

Hoy no comentaré el libro de Kasparov sino un tema paralelo, o quizá podría escribir: convergente.

¿Por qué un aficionado compra libros? La respuesta más evidente es que los compra porque quiere aprender más sobre el juego. Y si hurgamos en esta voluntad de aprender lo que suele aparecer es el deseo de conocer nuevas variantes y también la posibilidad de evitar esos errores que cometemos sin darnos cuenta que son errores.

Pero un análisis, digamos “fenomenológico”, de este hecho (el de comprar un libro técnico) nos muestra que sólo compramos una “promesa” de conocimiento. Esta promesa se hará efectiva cuando realmente pase el contenido del libro, total o parcialmente, a nuestra cabeza. Y ese proceso requiere mucho más trabajo que el acto de comprar y pagar el libro.

Es este proceso el que, quizá por razones profesionales, me interesa mucho. ¿Cómo hacer para que el tránsito de conocimiento entre el libro y nuestro cerebro sea una autopista sin cortes ni taponamientos?

Y por lo tanto mientras leo, me pregunto simultáneamente, que debo hacer para que eso que leo no entre por los ojos y salga por las orejas.

Una de las cosas que considero esencial es la necesidad de leer los libros con un tablero delante; mejor si este tablero no es virtual, pero aquí es materia de gustos y mentalidades. Además depende de cuestiones prácticas como si tenemos ya un buen programa de base de datos (el Chess Base o el Chess Assistant por ejemplo) y entonces nos resulta práctico leer y simultáneamente jugar la partida haciendo comentarios en nuestra base.

Otra cosa que me parece importante es hacer esquemas que organicen el conocimiento como si lo viéramos dispuesto en una gran parada militar desde el palco presidencial. En este sentido yo utilizo un buen programa informático que me permite disponer los temas de manera que pueda observarlos de un vistazo (la imagen muestra un ejemplo de ello).

Por último me parece también práctico intentar llevar un “diario” personal dedicado al ajedrez. En él podemos anotar diversas cosas, tales como las partidas que jugamos (sin mayores detalles), los planes que pensamos practicar y las dificultades que encontramos al aplicarlos, los libros que hemos comprado y en que medida los trabajamos o duermen en nuestra biblioteca, los proyectos que tenemos (por ej. Estudiar a fondo una variante de una apertura) etc. etc. Todo lo que, en resumen, vivimos y pensamos alrededor del ajedrez. Este diario al principio sólo nos servirá para aclararnos a nosotros mismos por donde andamos; pero con el tiempo permitirá repasarlo y al hacerlo recordar cosas olvidadas, proyectos incumplidos e incluso recomendaciones útiles que nos hicimos en algún momento de iluminación fugaz.

Yo trato siempre de recordar, al comprar un libro o una revista especializada, que sólo estoy comprando “promesas” pero no realidades. Éstas se harán efectivas si estoy dispuesto a trabajar con el nuevo material. Si no es así … sólo pierdo dinero y me engaño a mi mismo creyendo que estoy mejorando por el simple hecho de llenar mi biblioteca con más información.

lunes, 29 de octubre de 2007

Kasparov. 5

El libro que comento del GM Kasparov da para mucho. Tengo miedo de “eternizarme” en él (cuando hay tan buenos libros esperando…), pero cuando vuelvo a releerlo encuentro materia para muchos pensamientos de calado (o eso creo). Tomemos, por ejemplo, cuando escribe sobre la “preparación” en un trabajo, o en el ajedrez. Me entusiasmó particularmente esta reflexión: “Había cierta correlación casi mística entre el esfuerzo y los logros, sin un vínculo directo entre ellos.” (pág.111). Y mi experiencia confirma completamente esta afirmación. Algunas veces desfallecemos porque lo que hemos preparado para una tarea determinada no ha sido utilizado, o de poco ha servido. Sin embargo, como dice el maestro, “este esfuerzo “desperdiciado” tiene también su lado práctico”, ya que a la postre nos sentimos empapados de la cuestión y nuestra capacidad aumenta verticalmente.

No debemos desalentarnos si hemos preparado una apertura con sus variantes y luego nos encontramos que a poco de salir, nuestro adversario desarrolla otra, inesperada, que nos lanza hacia el vacío. La búsqueda de resultados inmediatos (algo tan importante en nuestra época) resulta, a la larga, un torpedo en la línea de flotación de nuestro desarrollo personal. Todo necesita tiempo… y maduración. Y en ese proceso el trabajo que no es remunerado inmediatamente conforma también un escalón imprescindible hacia la excelencia. Garry menciona el ejemplo de Thomas Edison, pero uno mismo, si se analiza cuidadosamente lo hecho en el pasado se puede vislumbrar como cada logro tiene mucho trabajo invisible en sus raíces; trabajo gratuito pero esencial. El que busca resultados importantes no debe reparar ni en los éxitos ni en los fracasos del corto plazo; ambos son esenciales y ayudan tanto unos como otros, sin son adecuadamente asimilados.

viernes, 26 de octubre de 2007

Kasparov. 4

Siguiendo con el libro que comento estos días (me refiero al de Kasparov), otro punto que me llamó la atención es su incitación a desarrollar la fantasía en nuestra vida, y también en el ajedrez. Uno sabe muy bien que imaginar cosas es algo muy interesante… siempre que no suceda lo más habitual que consiste, cuando imaginamos, en ponernos a pensar en múltiples desgracias y futuros problemas. Evidentemente K. se refiere a la fantasía orientada hacia un propósito; en el caso del ajedrez se ve más claro. Cuenta como frente a una partida que jugaba en vez de resignarse al inevitable movimiento de la reina, para evitar un ataque, se puso a pensar en “¿No sería estupendo si…?” y por este camino llegó a elaborar una alternativa diferente a la rutinaria.

Claro que se podría decir que la “fantasía” de un GM no es la de un aficionado, y obviamente todos estaríamos de acuerdo en ello. Lo mismo sucede en la vida real. No es igual la fantasía de un profesional con experiencia, que la fantasía de un novato; ni la de una persona medianamente inteligente, que la de un tonto.

De todos modos el consejo de K. sigue siendo provocativo. Nos incita a no seguir las líneas habituales, y a pensar en estados futuros radicalmente favorables, analizando a posteriori de que manera podemos acercarnos a ellos.

Cómo método de exploración me parece bueno, y si además lo leo en el libro del gran maestro… me parece aún mejor. Como él escribe: “Muy a menudo descartamos inmediatamente las ideas y las soluciones extravagantes, especialmente en áreas con patrones establecidos desde hace mucho tiempo.” (pág. 101), y esto es algo que deberíamos tener en cuenta casi todos los días que nos enfrentamos a la rutina diaria. Sería un buen ejercicio, y, por supuesto, es en el ajedrez donde podríamos practicarlo con efectos más inmediatos.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Kasparov. 3

Prosigo con los comentarios, que son a la vez resumen de las ideas que expone Kasparov en su libro sobre la vida y el ajedrez. Nuestro super GM recalca la necesidad de reconocer lo que él llama “pautas de nuestra vida”. Se refiere a la manera de tomar decisiones que responden a un patrón normalmente desconocido por nosotros. Estas pautas no se perciben y sólo un análisis crítico y objetivo puede descubrirlas. El tema da lugar al análisis que K. hace sobre la memoria y su papel en el juego ciencia; y como un GM toma sus decisiones sobre el tablero. Su conclusión es la ya conocida: no se trata de una memoria prodigiosa sino de la capacidad de reconocer configuraciones sobre el tablero cuya forma está ya almacenada en el cerebro del maestro.

Una situación similar se da en la vida cotidiana, pero con una diferencia esencial: el GM revista sus pautas en función de sus éxitos y derrotas, en cambio en la vida real pocas veces hacemos un análisis similar. De ello se deduce que deberíamos intentar una revisión regular de nuestra actuación diaria y si hemos localizado algo interesante, tanto por su novedad o por sus consecuencias, deberíamos tomar nota de ello, igual que hace un GM en su profesión.

Kasparov concluye con estas palabras que no son “políticamente correctas” pero que tienen una gran carga de sensatez: “Mucha gente habla de desconectar después del trabajo o de la escuela, de olvidarse de la jornada laboral para relajarse. ¿No serían mucho más eficaces si, al final de cada día, se preguntaran a sí mismos que lecciones han aprendido para el mañana?” (pág.94)

jueves, 18 de octubre de 2007

Kasparov. 2

El capítulo 3 del libro de Kasparov se refiere a la “estrategia”. Una palabra que siempre gusta, en la que todos estamos de acuerdo que se debe tener… pero que suele faltarnos más de lo que creemos. La partida, entre aficionados, suele ser una apertura más o menos conocida seguida de una serie de golpes y contragolpes sin una estrategia clara por ambas bandas. Uno de los problemas para seguir una estrategia radica en que los fines últimos de ésta, están bastante lejos y por lo tanto hay que atender a la “táctica” que es como decir al “día a día” del juego. Y en el proceso la estrategia inicial suele hacer aguas. Kasparov recomienda fijar objetivos intermedios”, que se constituyen en “los ingredientes necesarios para crear las condiciones favorables para mantener nuestra estrategia” (pág.42).

Más adelante establece: “Tener una meta y unos objetivos es el primer paso; mantenerlos y no perder el rumbo es el siguiente” (Pág.43). La segunda parte es la difícil, ahí está el cuello de botella de todo jugador: mantener los objetivos durante el caos normal que se produce en el medio juego. Muchas veces creemos que aplicamos una estrategia porque en distintos momentos perseguimos objetivos; más si éstos son cambiantes y en cierto modo caprichosos habría que recordar la lapidaria sentencia de Kasparov: “cambiar a menudo la estrategia es lo mismo que no tener estrategia” (pág.52).

miércoles, 17 de octubre de 2007

Kasparov. 1

El libro de Kasparov ya citado se divide en tres partes, según él mismo propone en su introducción: la primera trata de la “decisión”. Tema esencial para el ajedrecista que debe tomar decisiones a razón de una por jugada. Aunque en realidad no es así, ya que el proceso de toma de decisiones es complejo, y en la jugada se expresa un quantum de razonamiento y deliberación que permanece invisible al espectador, y al otro jugador. De ese proceso trata, pues, esta primera parte. No se dan recetas mágicas (no sería propio de un GM como Kasparov), pero sí se sugieren algunas conductas que podrían proporcionar al ajedrecista una mejor competencia en tal delicado proceso.

En la segunda parte del libro se consideran los temas habituales en los libros de ajedrez: evaluación y análisis. Sólo que en este caso no se muestran partidas ni jugadas específicas. El propósito de Kasparov es mostrar como este análisis también se realiza en la vida real en multitud de actividades, y hace hincapié en un aspecto crucial: el autoanálisis. Éste ni es fácil ni se ajusta a reglas claramente delineadas. Pero a pesar de su vaguedad debe intentarse para evitar el sesgo inevitable que está implícito en cualquier decisión que tomamos. El hombre es el estilo, como alguna vez se dijo, y es el “estilo” una fuente de placer y de errores que es menester tener en cuenta, para progresar en nuestro ajedrez.


La tercera parte combina lo dicho hasta el momento y busca aislar aquellas habilidades y actitudes que favorecen la toma de decisiones racional. Kasparov reconoce que resulta difícil concretizar en este punto, pero utiliza esta parte para resumir y subrayar lo que ha dicho en las anteriores.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Cómo la vida imita al ajedrez

Esta es mi primera entrada luego de las vacaciones. En realidad éstas terminaron hace tiempo, pero sucesivas actividades me restaron el tiempo necesario para escribir en el blog. Y aprovecho que estoy leyendo un excelente libro, el último de Kasparov, para reiniciar mi diálogo a una voz con los lectores.

Kasparov es un buen escritor. He leído parte de sus libros y los artículos que publica en New in Chess, y creo que sabe expresarse con claridad y a la vez con contundencia (como cabe a su estilo ajedrecístico). Este libro que hoy empiezo a comentar puede ser leído por alguien que no sepa nada de ajedrez (excepto quizá que requiere concentración y tiempo, además de conocer el típico tablero donde transcurre el juego). Kasparov se cuida de evitar los tecnicismos y todo lo que explica referido al juego es sencillo y dicho con palabras no técnicas (como diría un programador informático: “escrito en seudo código”). Pero, no obstante, para el que aprecia el juego y dedica a él una parte de su tiempo… el libro tiene mucho más resonancias y creo que puede ser gustado con mayor profundidad.

Por otro lado creo que para el jugador “de negras” ofrece un montón de ideas para practicar en cada partida. Así que me dispongo, si el tiempo lo permite, a comentar algunos de sus capítulos que más me impresionaron.

miércoles, 11 de julio de 2007

Vacaciones... ¡con libros!

Me despido del blog por un més. Volveré a mediados de agosto. He tenido muchas dudas sobre que libros seleccionar para que me acompañen en estas vacaciones. Seleccioné varios: Kasparov, Bronstein, Watson... y luego pensé que no me iba en viaje de "estudios" sino a pasear y hacer cosas diferentes, por lo tanto era absolutamente imposible que los leyera. Entonces fuí devolviendo uno a uno a los estantes... y me decidí por llevar conmigo uno sólo: Aprenda de las leyendas, de Mihail Marin, el GM rumano.
Lo elegí porque su temática es variada: finales, sacrificios de calidad, alfiles de distinto color, etc. Un libro que me permita leerlo según mi estado de ánimo y las ganas de concentrarme; y además, siempre sobre temas importantes o clásicos.
Ya comentaré lo que me pareció... si, como pienso, encontraré tiempo y lugar para leerlo (y reconstruir las jugadas con mi tablero portatil, plegable, con fichas magnéticas planas y que cabe en un bolsillo sin molestar. El único que me asegura que no tendrá problemas de baterias o si se moja un poco seguirá en activo)

domingo, 8 de julio de 2007

Aprendiendo ajedrez

Si bien el ajedrez se puede aprender a cualquier edad, los especialistas coinciden en que es en la niñez cuando este juego despliega sus cualidades más prometedoras. Es interesante ver el vídeo del vínculo para comprender mejor lo útil que resulta la práctica más temprana posible:
ver

miércoles, 4 de julio de 2007

Los "tiempos muertos"

Una buena manera de viajar, cuando uno tiene que trasladarse por la ciudad en transporte público, es llevar una agenda electrónica con el Pocket Fritz cargado. Esos minutos, a veces largos, se hacen brevísimos si jugamos una partida contra Fritz, o probamos una defensa que pensamos poner en acción en otro momento… con humanos.

Lo único que hay que tener en cuenta (a mi me ha pasado varias veces) es tener idea por donde vamos, ya que podemos pasarnos de estación, viajando en metro, con gran facilidad. Es asombroso como media hora de viaje puede comprimirse psicológicamente en unos escasos cinco minutos subjetivos.

Otras veces, cuando tengo la agenda sin batería, me cojo dos o tres fotocopias de problemas y me los llevo en el bolsillo. Siempre hay un momento para darle una ojeada, y también el tiempo pasa volando. En este sentido he comprobado que si se tiene una revista que leer, a veces puede resultar ventajoso sacar fotocopias de los arts. que más interesan y llevarlos con nosotros acompañándonos en las actividades diarias. Es asombroso la cantidad de pequeños momentos muertos que podemos aprovechar… si tenemos el material adecuado preparado para la ocasión.

Nota: foto de Carlos Salinas. "Ajedrecistas en la Rambla de Barcelona". (se puede ver mayor, si se pica en ella).

viernes, 29 de junio de 2007

Este libro me ha sido útil y sigue prestando buenos servicios... por lo tanto lo considero digno de recomendarse.

Antonio Gude es conocido por los lectores aficionados ya que ha publicado y traducido una multitud de libros de ajedrez; y en éste, en particular, ha logrado un grado de condensación muy eficaz.

Por ejemplo, busco "Gambito" y encuentro 25 entradas que practicamente me señalan todos los gambitos conocidos. Busco "Mate" y me pasa revista a unos 18 tipos de mate, desde los más conocidos como el "mate de Legal", el "mate del pastor" o el "mate del loco", a otros que francamente ignoraba que existieran como el "mate de Lolli" (y eso que es de 1763) el "mate de las charreteras o el "mate de Réti".

Todo el libro está lleno de cosas interesantes para simplemente leerlas, o para consultar en caso de duda. Me parece una excelente herramienta de trabajo... que no debe faltar en la biblioteca de un aficionado que se tome con seriedad el juego (valga la paradoja).

jueves, 28 de junio de 2007

Revistas de ajedrez



Un aficionado tiene un ancho campo para profundizar en el ajedrez. Puede, por ejemplo, interesarse por las grandes partidas del pasado, o puede seguir la evolución del ajedrez tal como se vive en los torneos actuales. Si se inclina por esta segunda alternativa entonces deberá leer revistas que lo mantengan informado. Revistas que escritas por expertos en la materia le permitan comprender los cambios y las nuevas líneas que los GM proponen en sus partidas.

En este sentido considero que hay dos revistas que el aficionado inteligente debe considerar como esenciales: una escrita en nuestra lengua y la otra en inglés, aunque su origen es holandés. Me refiero a Peón de Rey y New in Chess. Ambas coinciden en los eventos más importantes del mundo, pero ambas contienen información diferente y los comentarios de las partidas también lo son, ya que son diferentes los especialistas que las abordan.

En el campo del ajedrez, y a pesar de los programas informáticos, la opinión personal sigue siendo muy válida. Las valoraciones son subjetivas, aunque apoyadas en datos y en combinaciones validadas por los programas aludidos. En el ajedrez, como en la vida, la complejidad es de tal magnitud que no siempre dos más dos suman cuatro, y siempre hay lugar para novedades y rupturas con creencias básicas. Esa clase de creencias que durante una época se consideran inobjetables, y que investigaciones posteriores echan por tierra.

Las revistas que cito no son las únicas y además cada lugar del mundo tiene las suyas, pero éstas dos que cito son, según mi modesto conocimiento, de las mejores, y por lo tanto las recomiendo.

martes, 19 de junio de 2007

Analizar en grupo

Hace años, bastantes por cierto, asistía a las sesiones de Zen que impartía el maestro Taisen Deshimaru. Los presentes nos sentábamos de cara a la pared, en una postura semicómoda (y digo semi, porque las piernas cruzadas son siempre difíciles para occidentales adultos) y tratábamos de concentrarnos en mantener la atención atenta. Todo esto es el Zen, o mejor dicho el “za-zen” o sea la práctica de la meditación Zen. En algunos momentos (las sesiones normales duraban una hora) el maestro hacía algunas reflexiones en voz alta, que resonaban en el silencio completo del dojo. Palabras que acompañaban la meditación y que tampoco tenían la estructura de un discurso; eran, al igual que otros producidos por la mente, objetos que aparecían y luego desaparecían como nubes en el cielo.

Sin embargo algunas de esas palabras me quedaron fuertemente enraizadas en mi cabeza asociadas a la fuerte voz ronca y en un inglés japonizado del maestro (tan malo era este inglés que los españoles no teníamos que hacer ningún esfuerzo por comprenderlo). Traigo a colación estos recuerdos porque tienen, creo, relación con lo que hoy quiero decir..

Dijo una vez Deshimaru que el za-zen debe ser siempre practicado en grupo, y que por tanto desaconsejaba su práctica solitaria. No agregó nada más. Posteriormente le preguntamos sobre esta cuestión y sólo agrego lo siguiente, que recuerde. Dijo que una practica correcta de la meditación Zen implicaba siempre un acto comunitario, y que hacerlo sólo durante mucho tiempo, salvo circunstancias excepcionales, no lo recomendaba.

Curiosamente estas ideas olvidadas han vuelto a mi mente cuando hace unos días charlaba con otro jugador y me decía, muy seguro de sí mismo, que él sólo jugaba con el Fritz; a lo que respondí que durante mucho tiempo yo también lo había hecho… hasta que descubrí, de manera casual, que estaba tomando muy malas costumbres (como, por ejemplo, volverme atrás luego de advertir un grave error en mi movimiento, u otro mucho más serio, el no considerar la psicología de mi contrincante ni los planes profundos a que apuntaba, ya que con Fritz éstos datos son bastante irrelevantes).

En la actualidad considero que el entrenamiento con una máquina (llamaré “máquinas” a toda esta clase de soft) es útil para el jugador pero siempre a condición que sea paralelo, y cuantitativamente menor, que el juego con “humanos”.

Y más aún (y aquí viene a cuento lo que decía mi maestro), creo que el ajedrez, como la práctica del Zen, es, en esencia, un acto comunitario; aunque nadie ignora que en soledad proporciona muchos buenos momentos, ello es así, justamente, porque al acompañarnos nos trae el recuerdo de una intensa actividad colectiva.

En esta actividad colectiva existen episodios, torneos, que se destacan marcadamente, pero que son valiosos considerados sobre el fondo de esfuerzo humano que se extiende a lo largo del planeta y en profundidad en la historia. Por ello pienso que como aficionados no deberíamos desdeñar las actividades colectivas incluyendo ¿por qué no? el estudio y la profundización en diversos temas.

Es mucho mejor, para nuestro juego, aprender en grupo y analizar en grupo, compartiendo opiniones con otros jugadores y escuchando cosas que no se nos ocurriría pensar. La charla en el ajedrez tiene, comparada con la charla cotidiana, mucha más sustancia y casi siempre influye en nuestro juego a la larga; sea porque se alerta sobre una apertura que desdeñamos o una combinación que ignoramos o un final que increíblemente contraría nuestro sentido común.

Por supuesto que también esa charla contiene mucho de lo habitual en cualquier charla humana (todos somos “cotillas” porque nos agrada enterarnos de anécdotas y pequeños secretos a voces), pero en sustancia lo que vengo a decir es que esa convivencia es esencial para captar aspectos que se nos escapan y que no tendríamos, salvo casos excepcionales, oportunidad de conocer.

Por lo tanto considero que la formación de “grupos de análisis” entre jugadores, utilizando diferentes posibilidades según el entorno, debe ser una línea de juego, en todo ajedrecista (o “trebejista” como dicen algunos), para practicar asiduamente.

lunes, 18 de junio de 2007

Valorar la posición

El jugador de ajedrez debe aprender a valorar la situación como paso previo a una decisión encaminada a crear un plan, continuarlo o modificarlo. Esta valoración es crucial y debe renovarse en cada movimiento.

¿Cómo perfeccionar nuestras valoraciones ajedrecísticas?
En principio no hay una sola manera, y, además, nunca estaremos seguros de que la nuestra o la que leemos sea la mejor. En el ajedrez, como en la vida, toda valoración es función de las circunstancias, las emociones y del conocimiento que hasta el momento se tiene, y por lo tanto está presente un margen importante para la ambigüedad y el error. Pero es evidente que en todo hay grados, y que podemos profundizar en nuestra valoración de la partida si revisamos las de los grandes maestros; preferentemente comentadas por los mismos que las han jugado.

El libro “El Ajedrez de Torneo (Zurich 1953 candidatos)” de David Bronstein, Editorial Fundamentos, Club de Ajedrez, Madrid, es ideal para profundizar en el medio juego y en las valoraciones y planes que surgen de cada situación.

En el tablero, más arriba, se puede ver la situación de la partida entre Najdorf y Reshevsky y los valiosos comentarios de Bronstein:

“¿Cuáles son las principales características de esta posición y las consideraciones básicas que determinan los planes para ambos bandos? Las piezas y peones blancos parecen tener una gran cantidad de energía potencial, que podría transformarse en cinética avanzando los peones centrales y activando las torres y el restringido alfil dama. El plan más lógico es jugar e4 y e5, a fin de desplazar el caballo negro de f6 y crear así las condiciones indispensables para un ataque en el flanco de rey. Las negras, entretanto, podrían impedir el avance del peón rey blanco o podrían atacar el centro enemigo, cuya estabilidad quedaría reducida tan pronto como el peón “e” avance. En esta partida Reshevsky combina ambas ideas para las negras y obtiene un favorable emplazamiento para sus piezas, mientras que Najdorf se esfuerza en vano por ejecutar sus planes.” (pág.34-35)

El libro citado es esencial para todo jugador que quiera mejorar su análisis y valoración de las posiciones, y sólo lamento que no tengamos una edición, en español, en tapas duras y buen papel, como el contenido de esta joya ajedrecística se merece.

jueves, 14 de junio de 2007

Sacrificio posicional. III


Otro interesante ejemplo de sacrificio de calidad. Figura en el libro de Philidor L'analyse du jeu des Échecs (1777) y es citado y analizado por Gary Kasparov en Mis geniales Predecesores, Vol. I, pág. 19. Aquí tenemos como el jugador blanco en el movimiento 24 sacrifica su torre 24.Txe3! dxe3 y a continuación captura con la su dama 25.Dxe3 Txa2. Este sacrificio permite al peón f4 seguir avanzando, tal como comenta el propio Philidor, y con la torre en 26.Te1! el peón de e5 queda apoyado cuando avance el peón a f5.
Como se ve Petrosian no inventó el sacrificio de calidad. En realidad es difícil saber quién inventó qué; en algún momento de la cadena nos detenemos (sea por cansancio, sea por falta de documentación escrita) y decidimos que un señor es el iniciador. En todo caso lo importante es que el "sacrificio posicional" es una herramienta interesante, aunque tan difícil de manejar como un bisturí... sin habilidad terminamos cortándonos un dedo.

miércoles, 13 de junio de 2007

Dos mentalidades, un sólo juego

Una aproximación fenomenológica al ajedrez ofrece perspectivas interesantes. Antes que nada, y para los que no frecuentan las escuelas filosóficas, diré que la Fenomenología, un escuela fundada por Husserl, pretende una descripción de lo que aparece tal-como-aparece, o sea el conocimiento del “fenómeno” en la medida que se presenta a nuestra conciencia (al fin de cuentas “fenómeno” no quiere decir otra cosa “que aparece”). Pues bien, un enfoque fenomenológico, decía, del juego permite observar la gran disparidad que existe entre un jugador aficionado “de café” y un jugador experto, o profesional (categorías que coinciden en algunos casos, pero no en todos). El jugador aficionado considera que lo principal debe “salir de su cabeza” como salió la diosa Palas Atenea de la cabeza de Zeus, compuesta, con armadura y dispuesta para lo que venga. El jugador experto considera que la mayor parte de su juego se ajusta a modelos y experiencias de otros jugadores y que su aporte radica más bien en su capacidad para interpretar esos conocimientos y aplicarlos de manera eficaz. Por eso el jugador experto presta mucha atención a las novedades que traen las revistas y boletines especializados; en cambio al jugador aficionado todo eso no le interesa, y si por casualidad lo lee, se olvida tan pronto como puede. En el fondo de su mente late el supuesto de que “recordar” lo que otros han jugado es “hacer trampa”, ya que no es algo propio y original, resultado de sus procesos mentales.

Nada más equivocado, pero como decía al principio, una observación rigurosa permite constatar estas dos mentalidades contradictorias.

Para decirlo en pocas palabras, el jugador experto tiene conciencia de que su parte en el juego está, en gran medida, formada de recuerdos y éxitos ajenos; en cambio el jugador aficionado considera que su juego debe ser espontáneo y rompedor, para tener el valor que él le atribuye.

Estas cosas pensaba cuando leía, en Peón de Rey nº 67, la pregunta que Ángel Jiménez le hace a Miguel Illescas: “Entonces le comenté que si en la élite se castigaban a los osados que decidían salirse de las líneas naturales del juego” -o sea aquellas que han sido jugadas muchas veces y son conocidas por todos- “por ejemplo, con el uso de la Defensa Pirc, por encima de las aperturas más conocidas. Miguel comentó que creía que por ejemplo Krámnik siempre tenía un as guardado en la manga, por si alguien se le salía de lo conocido… “Krámnik siempre tenía un as guardado en la manga, por si alguien se le salía de lo conocido…” Krámnik siempre guarda algo. Que le juegan, por ejemplo la Pirc, como tú dices, pues seguro que te va a intentar llevar a alguna idea que de momento él sabe que puede servirle para una sola partida, pero con un efecto positivo para él por el tremendo factor sorpresa que se crea a su alrededor”. “Esa idea, tiene muchas probabilidades de funcionarle en ese momento. Los GM’s más prestigiosos lo saben y temen ser cazados antes de tiempo, de osar a jugar cosas “semi extrañas” Por eso casi todos, suelen ceñirse bastante al terreno conocido ¡Por si acaso!” (1)

Veamos en este párrafo dos cuestiones importantes, según mi observación: La primera es que una novedad dura muy poco, sólo puede servirle a Krámnik para una sola partida; una vez que es conocida se incorpora al acervo común, y ni es novedad ni es sorpresa ni sirve, en consecuencia, para sobresaltar a un GM. La segunda es que existe un castigo si un GM quisiera salirse de lo conocido, ese castigo toma la forma de un estudio secreto que no se ha puesto aún en evidencia… pero cuya existencia funciona como disuasoria para otro GM en el contexto de una partida de alto nivel.

Algo así resultaría “chino” para un jugador aficionado, que no teme cualquier novedad simplemente porque ni siquiera conoce que esa jugada sea una novedad (cuando se juega “a lo que salga” todo es novedoso en si mismo). La gran y profunda diferencia está, para redondear este pensamiento, en que un jugador de alto nivel en realidad es una multitud de jugadores de diferentes épocas jugando en equipo, con el jugador encarnado como director de ese equipo (y los demás colaboran en la medida que el director los llama y los consulta, por medio de su memoria). En cambio el jugador aficionado, de bajo nivel, es “sólo-uno” que representa el drama o la puesta en escena del primer jugador que se enfrentó con otro, en esa partida original.

Con otras palabras, el jugador experto llama al pasado en su ayuda; el jugador aficionado está en el pasado remoto… sin ninguna ayuda, en una actitud fundacional (y por lo tanto expuesta a todos los errores de cálculo y de estrategia que surgen de esa situación inicial).

Nota:

(1)Ángel Jiménez Arteaga, “Secretos de la preparación ajedrecística. Mi experiencia como entrenador de Kramnik (II). En “Peón de Rey”, nº 67, junio 2007, Barcelona, pág.39.

lunes, 11 de junio de 2007

Nuestra biblioteca

Soy un comprador de libros de ajedrez. Me gusta hojearlos y tengo bastantes (para mi, en tanto son varios estantes de librería y ya tengo que apilarlos en dos filas). Hace unos días pensaba, a raíz de ver comprar a un amigo uno (que yo no tenía) hasta que punto una biblioteca de ajedrez es suficiente…

En principio ya sé la respuesta: nunca. Pero si quisiéramos establecer alguna medida racional sobre la dimensión “necesaria” de nuestra biblioteca especializada, yo apelo al concepto de “masa crítica” (en adelante “m.c.”).

Considero que nuestros libros han alcanzado esa m.c. cuando uno puede consultar dos clases de temas: generales y particulares. Por los primeros me refiero a aquellas cuestiones de estrategia que sirven para cualquier momento de la partida. Los segundos, los particulares, son temas específicos que tratan una apertura concreta, o de un final también específico. La consulta permite ampliar nuestras ideas y tomar conciencia de algunos problemas de los cuales no éramos conscientes. La consulta no tiene porque ser ni definitiva ni completa, ya que esto, en ajedrez, es imposible.

Esta m.c. es variable, según el ajedrecista, su situación y la época en que se encuentra; pero a pesar de ello sirve como indicador de la adecuada dimensión de nuestra biblioteca. La alcanzamos cuando podemos realizar una consulta, entre partida y partida, y encontramos normalmente lo que buscamos.

Ello significa que ya tenemos nuestras aperturas preferidas y que no estamos comprando libros simplemente por las tapas o por los sugerentes temas que nos proponen.

La prueba crucial de que nuestra biblioteca se ha convertido en un instrumento útil, resulta de la consulta habitual de los libros y revistas. Si vemos que el polvo se acumula sobre ellos… esos libros no forman parte de la m.c. ya que ni son consultados ni son buscados en demanda de nuevas ideas.

domingo, 10 de junio de 2007

Sacrificio posicional II

Otro interesante ejemplo de sacrificio de calidad, por parte de Petrosian.
La torre se negra se desplaza, inesperadamente, de
f6 a f4, y es ofrecida en bandeja (M.Tal-T.Petrosian, Riga, 1958). Tal acepta el sacrificio y captura con el Alfil, 32.Axf4, creando una nueva situación. De una partida que consideraba ganada, pasa a otra donde se activa el inerte alfil de d6, se facilita que el caballo ocupe la espléndida casilla e5, y los peones blancos c4, e4 y h5 quedan debilitados (sigo puntualmente el análisis que hace Gary Kasparov, en Mis Geniales Predecesores, Vol III, pág. 21).
Tiempo después Tal confesó que por ese entonces pensaba que siempre debía ganarse la calidad. En cambio, siguiendo a G.K, le habría convenido jugar 32.Txf4! exf4 33.Axf4, conformándose con ganar un peón.
El sacrificio posicional es peligroso (como todo sacrificio, por supuesto), pero Petrosian consiguió así las tablas cuando todo apuntaba a la victoria blanca.

Sacrificio posicional I

En la posición que se muestra en el tablero (S.Reshevsky-T.Petrosian. Zurich 1953, 2ª ronda, Torneo de Candidatos), Petrosian realiza el movimiento 25...Te6 !! (calificado como !! por Kasparov).
Un movimiento sorprendente ya que Petrosian ofrece cambiar calidad por Alfil, en una posición que no se hacía necesario tal sacrificio. Transcribo lo que cuenta Kasparov (en su libro "Mis geniales predecesores, III, pág.18) ""Este sacrifico puramente posicional (una jugada tranquila, sin jaques ni amenazas evidentes) me produjo una impresión indeleble" (Tal). La jugada es, ciertamente increíble: la torre se sitúa, sencillamente, a tiro de alfil ¿Para qué, a fin de cuentas? Para bloquear el avance del peón e y también para abrirle paso al caballo hacia d5."
Petrosian era un artista en el "sacrificio posicional de calidad", según cuenta Gary Kasparov, y el jugador de negras debería tomar muy en cuenta las partidas de Tigran Vartanovich Petrosian (1929-1984) ya que le ofrecen nuevas perspectivas para equilibrar el juego y colocarse en situaciones inesperadas. Veamos lo que reflexiona Kasparov, a continuación: "Sin embargo, consideremos la posición y preguntémonos: ¿por qué debería ser, aquí, una torre más fuerte que una pieza menor? Después de todo, una torre requiere líneas abiertas, necesita algo que atacar, mientras que las piezas menores requieren puntos fuertes y soporte de peones. En el caso que nos ocupa, existe una carencia de líneas abiertas, y ya no será posible impedir que el caballo llegue a d5, donde se convertirá en un bastión. Por otro lado, desde d5 el caballo atacará el peón de c3, y si el alfil blanco no consigue situarse en d2, seguirá "vegetando" en b2. Ahora podemos ver que resultará prácticamente imposible romper las defensas negras en casillas blancas: las blancas no disponen, sencillamente, de los recursos suficientes para hacerlo.
Una vez efectuada esta jugada en el tablero podemos entender perfectamente las razones que han inducido a las negras a realizar el sacrificio de calidad, y podemos captar el sentido estratégico de lo que está ocurriendo. No obstante, creo que incluso hoy no todo el mundo se hubiera decidido por tal sacrificio. Con todo, conocidala inapreciable experiencia de Petrosian y de otros sobresalientes grandes maestros posteriores, y tendiendo presentes muchas ideas y partidas relacionadas, es bastante más fácil descubrir jugadas similares. ¡Aún así, cuando se producen, no dejan de sorprendernos!"

El jugador de negras debe indagar, en las partidas de los Grandes Maestros en busca de conceptos estratégicos que pueden ser reutilizados. Están ahí, esperando que reparemos en ellos para convertirlos en planes activos en nuestras partidas.

viernes, 8 de junio de 2007

Piezas del ajedrez

El ajedrez se juega con un tablero y 16 piezas por banda… pero tanto el tablero como las piezas (madera, plástico o marfil) son en realidad innecesarios. Los objetos a los que llamamos “piezas” son irrelevantes en su materialidad, igual que el tablero. El verdadero tablero y las piezas verdaderas son puramente mentales; sinapsis de nuestras neuronas, imágenes en el cerebro. Usamos piezas y tablero porque, normalmente, carecemos del entrenamiento necesario para jugar sin estos elementos. Se puede perfectamente jugar sin ellos, y recuerdo, cuando pequeño, que con otro amigo intentábamos profundizar en la apertura, cada uno por su lado, mientras caminábamos por la calle. A veces, un bocinazo nos sobresaltaba, ya que habíamos cruzado la calle sin darnos cuenta. Por supuesto una vez adquirido ese poder se puede decir que las piezas y el tablero son meros soportes mnemotécnicos, igual que una agenda, o una anotación en un papel. Así que deberíamos acostumbrarnos a pensar las jugadas sin mover las piezas, sólo hacerlo cuando ya nos bailan las piezas en el cerebro, o perdemos el hilo. Es un buen entrenamiento y cada vez se puede llegar… un movimiento más lejos.

Un ejemplo de cómo los elementos materiales son meros soportes, puede verse en cómo tratan a estos objetos algunos Grandes Maestros. Rescato aquí, un fragmento de los excelentes libros de Gary Kasparov, “Mis geniales predecesores”. Éste está en el tomo IV, Pág., 116: “Se dice que Reshevsky, como Capablanca, no tenía su propio juego de ajedrez. “En lo que a Capa se refiere, no lo sé, pero puedo decirle al lector que, aunque acompañé a Reshevsky a muchos torneos, sólo le ví un juego en una ocasión, en Palma”, escribe Hannon Russell. “¡Y que juego! Pequeño, hueco, de plástico y desconchado, con un tablero muy ligero en rojo y negro. Todo el juego, piezas incluidas, no podía haber costado más de dos dólares. Me senté y observé cómo analizaba su partida aplazada con el gran maestro yugoslavo Damljanovic. Era un final de cuatro torres… Y al menos en la sala de juego, porqué en el tablero de Reshevsky eran ¡dos torres blancas contra una torre roja y una moneda española!””

Naturalmente que nada obsta a que se tenga un magnifico tablero de fina madera veteada, con piezas de algún material noble y costoso… lo mismo sucede con algunos que se gastan mucho dinero en lujosas agendas; pero el juego no pasa por allí, de la misma forma que las importancia de las actividades que se anotan en la agenda, no depende del material con que se la construido.

viernes, 1 de junio de 2007

Finales

Creo que es un sentimiento compartido la pereza que sentimos casi todos los aficionados... por estudiar "finales".
Así como resulta fácil internarse en los complicados caminos de las múltiples aperturas y defensas (casi todas con nombres muy estimulantes), resulta árida la investigación en los finales; y sin embargo es un estudio crucial.
Alguna vez leí (no recuerdo dónde) que un autor recomendaba empezar el estudio sistemático del ajedrez justamente por los finales; y es un consejo que no seguí... por mucho tiempo. Luego me arrepentí, y creo que debo dejar constancia aquí de que es un error que debemos enfrentar lo más pronto posible.
El libro de Marck Dvoretsky "Técnica para el jugador de torneo" (Editorial La Casa del Ajedrez) trata sobre finales, y si bien no puede considerárselo una introducción a la cuestión, puede ser tenido en cuenta como un texto de valía para estimularnos a estudiar los benditos "finales".

lunes, 28 de mayo de 2007

En qué confía el jugador de ajedrez

Mark Dvoretsky

He encontrado estas palabras del G.M. Mark Dvoretsky (actualmente entrenador del Equipo Olímpico Brasileño de ajedrez) que me parecen dignas de ser recordadas, en diferentes momentos de la práctica ajedrecística de un jugador no-profesional pero si profundamente interesado en el ajedrez:

“El jugador de ajedrez confía en sus propios descubrimientos en un grado no inferior a la confianza que le merecen los de los demás. Su descubrimiento es próximo a él, se graba mejor en su memoria, puesto que en algún momento le ha dedicado reflexiones y pensamientos profundos. Nuestras propias partidas deberían ser cuidadosamente preservadas y ocasionalmente revisadas. Al regresar de algún torneo, tenía la costumbre de registrar las partidas que había jugado en un libro especial, anotando las variantes que había calculado ante el tablero y las ideas que se me habían ocurrido durante las partidas. Dejaba espacio suficiente para futuras notas adicionales y eventuales correcciones. Más tarde, utilizaba repetidamente esta información al prepararme nuevas partidas, así como material para enseñar a los jóvenes jugadores. He recomendado el mismo sistema a todos mis jugadores. Las partidas que jugamos, junto con las ideas que en ellas se producen son los principales resultados creativos de nuestras carreras ajedrecísticas, de modo que merecen ser tratadas con cariño.” (pág. 30. “Secretos de la táctica en ajedrez”, Ediciones Merán).

El jugador de ajedrez aprende del juego y, además, comprende que en éste, como en la vida, no hay dos situaciones iguales, aunque sean muy parecidas. Las posibilidades de combinaciones son, en la práctica, infinitas, y se necesita una inteligencia despierta capaz de ver, simultáneamente, lo que cada situación contiene de común con otras, y lo que las diferencia. Este análisis perspicaz e ineludible no se aprende en los libros ni ningún entrenador puede transmitírselo a su alumno. Ni siquiera un G.M. puede codificarlo en forma de algoritmo y puesto en negro sobre blanco en un libro. Y no puede porque es imposible. Esta es, sin duda, la gran diferencia entre el ajedrez y cualquier otro juego que el ser humano ha inventado. Por lo tanto el jugador de ajedrez aprende de su juego, y en esa práctica tiene la posibilidad de generalizar tales principios no sólo para su futuro ajedrecístico sino para la vida: más que leer y leer libros de “desarrollo personal” de lo que se trata es de aplicar algunos principios básicos y ver lo que sucede en la práctica, analizándola y reexaminándola sin cesar.

Es en este sentido que pienso la gran utilidad del aprendizaje y la práctica del juego. Se adquieren y se desarrollan habilidades útiles en cualquier aspecto de la existencia que se quiera pensar. En cierto modo el juego es como una “cabina virtual” de vuelo, donde el piloto prueba sus nervios y sus reacciones en situaciones extremas o inesperadas que en la vida real raramente suceden, pero que cuando se dan pueden ser mortales.

Recordemos: más allá de las recetas, más allá de las codificaciones estadísticas de la experiencia de grandes jugadores, está la experiencia particular que resume nuestra combinación idiosincrática de inteligencia y experiencia personal. Desdeñar ésta, para ir en pos, únicamente, de lo que dicen los libros, es construir la casa por el tejado.

domingo, 27 de mayo de 2007

¡Probar... sin desmayar!

(GM Alex Yermolinsky)

La profundización en el ajedrez no es materia fácil para cualquiera. O se tiene un entrenador, y esto supone unos gastos especiales, o se confía en los libros que por cierto son abundantísimos. En cualquier caso los programas como Chess Base o Chess Assistant son fundamentales para poder analizar innumerables partidas y para mantener actualizada la base de datos.

No obstante, pasan los años, en una vida, y son pocos los jugadores que observan un desarrollo contínuado en su habilidad ajedrecística (sobre todo si no han empezado en la infancia). Hay épocas en que se aprende, y luego todo parece estancarse en una linea fluctuante y caprichosa que recuerda a la Bolsa en esos períodos donde “no pasa nada”.

Alex Yermolinski, G.M. de origen ruso y nacionalizado norteamericano (todo un símbolo de nuestra época) tiene un libro que me parece muy recomendable. Se trata de “El camino hacia el progreso en el ajedrez” de Gambit. En la parte 2 de este texto (a partir de la página 70) hace una serie de reflexiones sobre el auto aprendizaje en el juego ciencia y luego de dudar seriamente sobre los aportes, en general, de los textos sobre el ajedrez para mejorar la calidad de juego del aprendiz (incluso los propios autores sacan poco provecho de tales libros, como escribe: “Mark Taimánov escribió un libro sobre la Defensa Nimzoindia, pero esto no lo hizo invencible en esa apertura, y creo que jamás creyó en semejante utopía. Bent Larsen dijo una vez que escribir un libro una apertura determinada era un modo de despedirse de ella –nunca jugará nuevamente esa apertura-.” (pág.71, ibidem), no obstante cede a la tentación de no sólo escribir un libro sobre el “progreso” en el juego sino que además aventura una serie de consejos que considero interesantes (y por lo tanto niegan la mayor, en la medida que se demuestra que los libros sí sirven, si están escritos recogiendo la experiencia de años de los autores implicados).

Lo que Yermolinsky aconseja, a continuación, es practicar el juego analizando a fondo los errores que se cometen, sin intentar repetir las mejores jugadas que todos los libros aconsejan en tal o cual momento. Todo lo que uno intenta, aunque no se alcance fronteras espléndidas, sirve para mejorar el juego propio. En sus palabras “…sin embargo, no puedo decir que éste fuera un esfuerzo completamente inútil, pues me di a mí mismo una dura sesión de entrenamiento que posteriormente podría dar sus frutos ¡Era el proceso, y no los resultados, lo que importaba!” (Ibid)

Así que el mensaje está claro: aunque uno fracase en lo que intenta, se obtiene un beneficio invisible pero sustancial en la medida que hemos adquirido, en el duro esfuerzo de redescubrir la pólvora, habilidades nuevas y una nueva visión de la realidad mucho más encarnada.

Esto que dice Yermolinsky es harina para mi molino; ya que aunque se demostrase que el jugador de negras tiene matemáticamente menos probabilidades de ganar (algo que se está muy lejos de demostrar, y las estadísticas en si mismo no dicen nada, ya sólo confirman los prejuicios de los propios jugadores –son la profecía que se autorrealiza-), el sólo hecho de intentarlo con el máximo de esfuerzo de análisis, desarrollaría una capacidad hasta el momento inexistente; y por lo tanto el jugador tendría una competencia y un estado de ánimo totalmente diferente del que resulta de aceptar las jugadas recomendadas que también contienen los prejuicios establecidos por los G.M., que si bien son “maestros” no son omniscientes, y el juego, en si mismo, trasciende cualquier clase de sabiduría de un mortal ¡Hay muchas cosas por descubrir en un juego cuyas combinaciones exceden toda posibilidad de establecer verdades definitivas, más allá de los finales con pocas piezas que, en este caso sí, son en verdad ejercicios de matemática aplicada.

viernes, 25 de mayo de 2007

Poder combinatorio



La estrategia es importante, pero no lo es menos una buena táctica. La habilidad para acercarnos en cada decisión inmediata a lo que queremos hacer a largo plazo. Si fracasamos en la táctica… hacemos castillos en el aire.

Marck Dvoretsky habla de “visión combativa” para nombrar esa capacidad de “descubrir rápidamente ideas tácticas ocultas, es decir, el tipo de jugadas que no se perciben de un vistazo, y que normalmente implican sacrificios”.

Según el famoso G.M. esta capacidad puede desarrollarse mediante ejercicios y una teoría adecuada (ver para ello su libro: “Secretos de la táctica en ajedrez”, Ediciones Merán, de donde he extraído también la cita). En todo caso esta visión combativa es esencial para la defensa. De allí surge la potencia del contragolpe con que el jugador de negras responde a la natural agresividad blanca.

martes, 15 de mayo de 2007

Una "percha" para nuestra experiencia

Varias veces, en este blog, he incidido en la misma idea: quien se prepara para la defensa trabaja el doble de quién se prepara para el ataque.
Y esto es bueno en el ajedrez, ya que una buena preparación siempre es esencial para llevar a buen puerto una partida. En cierto modo el jugador de negras está en la situación del abogado "defensor" en un juicio penal; y el jugador de blancas es equivalente al "fiscal". La estrategia de ambos es diferente: al fiscal sólo le basta con incidir en los puntos débiles (o en otras palabras los que apuntan a la "culpabilidad" del acusado); en cambio el abogado defensor tiene que pensar tanto en lo que ha hecho su cliente, como en todo aquello por lo cual puede ser acusado, o sospechoso. Un buen abogado defensor tiene que tener al fiscal siempre presente, si quiere salvar a su cliente. Pues bien, la situación en una partida es equivalente.
Ese movimiento inicial que tiene el blanco es de gran valor para atacar, y allí, en ese ataque, se muestra también las fisuras que ofrece (todo movimiento debilita, ya que el punto de partida inicial es la mejor situación en que se encuentran los dos ejércitos desde el punto de vista de su defensa). Pero estas fisuras sólo serán útiles, para el jugador de negras, si estudia atentamente la estructura que se genera en la partida, y la mejor manera de frenar primero el avance y luego, cuando el movimiento inicial ha perdido su filo, efectuar un adecuado contra ataque.
El estudio en ajedrez es acumulativo, siempre se conoce una combinación nueva y se destruye un prejuicio viejo; y el jugador debe aprovechar sus conocimientos adquiridos en diferentes momentos a lo largo del tiempo; a veces, a lo largo de mucho tiempo. Por lo tanto es importante acumular conocimientos en forma legible, cómoda, siempre al alcance de la mano. La memoria ayuda, pero no es suficiente porque la memoria humana es altamente falible y además juega malas pasadas como lo sabe cualquier investigador científico. Se necesita registrar los avances, y poder volver a ellos para reflexionar sobre lo que significan y hacia donde apuntan.
Lamentablemente los programas de ajedrez no están, aún, suficientemente bien configurados para que el jugador pueda no sólo jugar, y revisar bases de datos muy completas, sino tambiénincluir cómodamente sus estudios y vincularlos entre sí de manera que respondan rápidamente a sus preguntas. Ni el Chess Base ni el Chess Assistant , permite tal complejidad en el estudio. En mi caso, me decidí por la utilización de uno de estos programas antes mencionado combinado con otros dos programas que me faciliten realizar mapas de análisis y páginas accesorias de estudios diversos. La combinación es potente, aunque a veces chirría (es decir se presentan problemas inesperados), debido justamente a que no es un sólo programa integrado el que cubre todas las necesidades. Pero funciona, y eso es lo que busco.
Resumiendo: se necesita generar un archivo personalizado de información que sea claro, lo más sencillo posible, y que permita acceder en cuestión de segundos al tema osubtema que es necesario repasar, profundizar, ampliar, o modificar. De esta manera nuestro archivo se convierte en una adecuada "percha" donde colgar nuestras experiencias y estudios, y aunque pase tiempo sin usarlo, siempre se pueda ir y en pocos instantes recuperar toda la información que se necesita.

lunes, 14 de mayo de 2007

La Siciliana. Vte. Najdorf

Un mapa, como el de arriba, puede ayudar a comprender, por ejemplo, como la defensa Siciliana-Najdorf, se inserta con sus hermanas, y con sus primas.
Es decir, un mapa permite ver las relaciones de proximidad y diferencia más fácilmente.
Obviamente no se utiliza para practicar, sino para tener un esquema mental que ayude a entender lo que hacemos en cualquier momento,.

domingo, 13 de mayo de 2007

La estructura oculta

Escribe J.Nisbet que "la inteligencia no soluciona todos los problemas, se necesita estrategias adecuadas", y esto es también válido a la hora de pensar en el desarrollo de buenas estrategias defensivas, en ajedrez.
Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que todo problema tiene una estructura oculta, no evidente por si misma, y que debe ser identificada si se quiere resolverlo con eficacia. Por ejemplo, hay dos clases básicos de problemas con los que nos enfrentamos al planificar nuestra estrategia en ajedrez (al igual que en otros aspectos de la vida): problemas convergentes y problemas divergentes. Los primeros, los convergentes, pertenecen a la clase de problemas donde combinando la información significativa se puede obtener una solución correcta. Los segundos, los divergentes, son otra clase de problemas; en ellos existen varias soluciones posibles, igualmente satisfactorias.
En general la selección de una apertura y de alguna de sus variantes, es un problema "divergente", distintos movimientos llevan a soluciones razonables y por lo tanto satisfactorias. En cambio los finales plantean problemas típicamente "convergentes". Sólo hay una solución adecuada, que surge de una combinación sabiamente planificada.
Una de las cosas que considero muy recomendables es diseñar varias estrategias de aprendizaje, según el tiempo que disponemos, los recursos a nuestro alcance (incluyendo los informáticos) y el tipo de memoria que nos resulta más cercana. La mayoría de los jugadores de ajedrez tenemos una mente "espacial", es decir que nos encontramos cómodos imaginando una distribución espacial de piezas, o una distribución espacial de ideas, o una secuencia en forma de árbol de decisiones. No obstante la capacidad de recuerdo de cada uno es diferente, por razones realmente complicadas, y hay personas que necesitan hacer los movimientos en un tablero real, con piezas reales, mientras otros sólo necesitan un tablero virtual y poco más.
Hay incluso personas que se ayudarían más si descubrieran los "mapas mentales" y la posibilidad de armar la apertura como un mapa arbóreo, con sus ramificaciones en los principales nudos... mientras que para otras esta herramienta resulta innecesaria.
¿Cómo darnos cuenta de que clase de herramientas nos son más útiles? Pienso que la mejor y más segura forma de conocernos es probar distintas posibilidades e intentar trabajar con ellas durante un tiempo. Es posible que no sea la que más nos convenga; pero el conocimiento obtenido nos permitirá, luego, seleccionar otra más adecuada a nuestra mentalidad.

martes, 1 de mayo de 2007

La Najdorf con su movimiento a6 característico.

Hay muchos libros dedicados a aperturas sencillas que tienen pocas variantes; al leerlos el autor los recomienda justamente por esa simplicidad. Pero no estoy de acuerdo. Es mejor profundizar en una apertura complicada, muy estudiada. Para el que desea ganar partidas en su club de barrio, probablemente esta decisión no sea acertada, aunque tampoco le asegurará derrotas; pero para quien busca complacerse en la belleza del juego y goza al reconstruir partidas de grandes maestros, el conocimiento de tales aperturas será más provechoso.
Entre ellas, la principal es la Siciliana Najdorf. La preferida de Fisher y Kasparov. Es una apertura llena de sutilezas que merecen ser conocidas con algun detalle.

viernes, 13 de abril de 2007

No perder lo adquirido

Para un jugador de ajedrez el tiempo tiene un valor suplementario. Y el tiempo que se dedica al estudio debería ser aprovechado al máximo, evitando las pérdidas de memoria que se producen en todos, especialmente cuando hace ya bastante tiempo que no se ha practicado una apertura, por ejemplo.

Por ello es conveniente desarrollar un método personalizado para archivar el material estudiado, de tal manera que pueda ser recuperado en poco tiempo, cuando se lo vuelva a necesitar.

Por supuesto programas como Chess Base y Chess Assistant son ideales para archivar información, pero sin embargo, no son completos (por lo menos tal como los he experimentado). A veces se echa a faltar un sistema más flexible de vínculos que permita conectar con estos programas ficheros en formato Excel, Word, o pertenecientes a otros programas que podemos utilizar para registrar información gráfica.

Este es un problema que he tratado de resolver creando “dossiers” o estudios que reúnen información muy variada, junto con partidas y anotaciones personales. Estos estudios tienen gran valor cuando ya la memoria flaquea y es urgente repasar opiniones y sugerencias que a veces son de varios años atrás.

Este es un tema que deberíamos tomar muy en cuenta para no perder tiempo ni para gastar energías redescubriendo la “pólvora”; o lo que es lo mismo, recuperando ideas que una vez tuvimos y que luego olvidamos.

Por otra parte, acostumbrarse a conservar la información de manera estructurada es un hábito que nos servirá tanto profesionalmente como en nuestras aficiones. Así que merece la pena dedicarle suficiente atención.

lunes, 26 de marzo de 2007

Rudolf Spielmann. Guía del Sacrificio en ajedrez

El arte de la defensa incluye el sacrificio. Si lo pensamos un poco se verá que la afirmación anterior no es inútil ni una muestra del masoquismo inconsciente del autor de este blog.

Hay una clase de sacrificios que son famosos en el ajedrez, y que se dan sólo en las aperturas; me refiero a los “gambitos” donde se cede un peón o incluso más, para alcanzar una posición de ataque más confortable. Pero la cuestión del “sacrificio” va más allá de la apertura y se refiere a una clase de disposición mental que el jugador de negras debe tener siempre a mano. El sacrificio es una operación riesgosa, y por lo tanto, siempre ha sido asociada al juego romántico, aquel típico del siglo XIX donde retroceder era una señal de cobardía moral al que pocos jugadores se arriesgaban.

Naturalmente me estoy refiriendo a los “sacrificios verdaderos” o sea a aquellos que no están implicados en una cadena de movimientos obligados y dónde la entrega inicial se ve recuperada más adelante. Es el sacrificio real, como decía Spielmann donde el beneficio de la operación existe, en la mente del jugador, pero donde no puede determinarse si realmente al final servirá o se volverá en contra del que arriesga. Es el salto en el vacío controlado, y que lleva a un brusco reordenamiento del juego en pos de una victoria que se escapa o evitando una derrota demasiado próxima.

El jugador de negras, en la medida que parte de una posición defensiva (obligada por empezar un turno más tarde), debe tener a mano, siempre, una buena práctica de sacrificios para desmontar las operaciones de ataque de su pálido antagonista. No quiere decir que las ejecute; puede la partida seguir por derroteros posicionales y con ello es bastante; pero el recurso está allí, o debe estarlo, para provocar el cambio que nos favorezca.

Recomiendo la lectura de las partidas de Rudolf Spielmann, y si es posible, conseguir el CD dedicado a él, ya que contiene una buena síntesis de sus opiniones al respecto y de partidas jugadas que iluminan su estrategia.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Aumentando el repertorio

Las negras necesitan tener buenas ideas para defenderse y contraatacar. La siciliana en cualquier de sus múltiples variantes ofrece excelentes posibilidades; no obstante hay otras líneas también atractivas. Ello depende mucho de la personalidad del jugador. Algunos se sienten cómodos jugando defensas muy conocidas, otros, en cambio, prefieren responder con jugadas inesperadas, fruto del análisis personal, de la experiencia de juego o de la lectura de algunos libros. En el último caso, es interesante el libro de Jouni Yrjölä y Jussi Tella, dos GM finlandeses que estudiaron como defenderse con posibilidades de contragolpe en “An Explosive Chess Opening repertoire for Black”, de editorial Gambit. Lo de “explosivo repertorio” es una exageración, según lo veo, pero probablemente sea una exigencia comercial esa de poner títulos demasiado ambiciosos. Estoy harto de ver títulos que ofrecen el oro y el moro, cuando en realidad son ensayos más o menos bien hechos. Sucede en todos los géneros de la industria editorial, pero en el ajedrez, parece un vicio difícil de extirpar. Así que dejando constancia de la exageración pienso que el texto resulta interesante para explorar la respuesta 1… d6 frente a varias aperturas que empiecen por 1.d4.

Si las blancas eligen la más combativa 1.e4 los autores sugieren la Defensa Pirc en algunas de sus variaciones. La defensa Pirc es delicada, en la medida que deja el centro en manos enemigas para luego atacarlo. Algo así como lo que hicieron los rusos con los alemanes en la segunda guerra mundial repitiendo la jugada que funcionó contra Napoleón (los ejercitos alemanes avanzaron hasta casi llegar a Moscú. Las líneas interiores se extendieron demasiado y el espacio se volvió un enemigo inesperado, junto con el tiempo). No es una estrategia equivocada, puede, de hecho, ser excelente; pero se requiere ser muy preciso para el momento del contraataque, sino las negras pueden encontrarse contra la pared defendiéndose sin espacio para moverse.

Una cuestión interesante, dentro de la Pirc resulta de la combinación: 1.e4 d6 2.d4 e5 3.dxe5 dxe5 4.Dxd8+ Rxd8. Los autores afirman que esta posición es favorable para el negro y que la situación centralizada del rey negro, junto con la pérdida de la posibilidad de enrocar no es mala como suele creerse. Para ello dan minuciosas razones que quizá en otra entrada, y otro día, me anime a desarrollar. En cualquier caso la lectura de este libro puede aportar un punto de vista diferente, junto con algunas armas “secretas” para utilizar contra un blanco prepotente.

martes, 6 de marzo de 2007

Una defensa muy practicada

Las negras tienen una posición privilegiada, aunque Ud. no se lo crea.

Las blancas no saben que apertura jugarán hasta que las negras elijan. En cierto sentido las negras son femeninas, y esto en ajedrez tiene más similitudes de lo que parece; pero como no quiero hacer antropología filosófica me concentraré en lo que intento explicar: las negras tienen el segundo turno de juego, y por lo tanto la capacidad de responder una u otra cosa, según el gusto y la experiencia del jugador. ¿Ha explotado alguna vez Ud. esta posibilidad?

Seguro que sí, pero por si acaso le diré que es importante conocer algunas buenas defensas y concentrarse en ellas. Ya sabe: el que mucho abarca, poco aprieta.

Según John Emms si el blanco juega 1.e4 tendrá un 50% de posibilidades de encontrarse con La Siciliana (1.e4 c5). Y quizá el jugador de negras debería conocérsela a fondo; ya que es una apertura digna de su nombre: bella y apasionada.

Poco a poco se familiarizará con nombres como El Dragón, La Najdorf, La Scheveningen, La Sveshnikov, la que tiene el sugerente nombre de Kalashnikov (uno se siente apuntando con la famosa metralleta a su oponente), y otras varias que componen un amplio cuadro de variantes y subvariantes.

La posición básicamente asimétrica que proporciona la citada defensa es ideal para disputar el campo desde el mismo principio; se crea una posición desequilibrada que proporciona para ambos jugadores, esto hay que reconocerlo, posibilidades de ataque a fondo. Hay variantes más tranquilas, pero en general todos los autores coinciden que es una respuesta negra preñada de peligros si el contrincante blanco, de mentalidad masculina, es algo ingenuo y confiado en su superioridad racial.

Hay muchos libros sobre el tema, pero éste que aparece en la imagen es muy recomendable porque contiene todo lo que necesita saber el jugador primerizo o aquel que juega habitualmente otras defensas y quiere iniciarse en los secretos de esta laberíntica defensa.

El inglés de la serie Starting out, es muy sencillo y no se necesitan grandes nociones de la lengua. Además proporciona una buena oportunidad para romper el miedo y empezar a trabajar con libros de esta lengua, que, en cuestiones de ajedrez, tiene mucho más material que la nuestra. Todo hay que decirlo.

miércoles, 28 de febrero de 2007

2 estilos de pensamiento

Es importante saber en que difiere el “pensamiento” de los ordenadores de nuestra manera de pensar; así podemos darnos cuenta cabal de por qué son buenos y por qué pueden fallar.

El pensamiento humano incluye, de manera determinante, el uso de planes que pueden ser más o menos esquemáticos, por ello Robin Smith lo denomina “Schematic Thinking”. Estos planes se incluyen en las jugadas de tal manera que éstas cobran sentido en relación con ellos: “Si puedo colocar un Caballo en f5, ello creará una gran presión sobre g7, y quizá fuerce a ese débil peón a desplazarse a …g6; luego con mi Alfil de casillas oscuras podré infiltrarme en el ala de su rey, ya que mi antagonista carece del alfil del mismo color. “ Ahora el jugador empezará a calcular si existe una manera razonable de hacer llegar un Caballo a f5. En caso de no poder, entonces no tendrá más remedio que acudir a un plan B alternativo, guardando esta posibilidad en un cajón de su cerebro.

Pero un motor de ajedrez no piensa así, en ningún caso; siempre empieza, por el contrario, con una búsqueda, luego examina el resultado de ésta y considera si encontró algo que valga la pena (según su módulo de análisis). Como puede calcular una enormidad, millones de posiciones en un segundo, llegará a la posición donde el Caballo está en f5, entonces su módulo de análisis le dirá “Caballo ataca g7, por lo tanto, 0,10 puntos”. Al seguir calculando esa rama (lo que para nosotros formaría parte del plan A) descubrirá que “g6 es forzado porque g7 no puede ser defendido; las casillas oscuras constituyen una debilidad para el Rey negro, por lo tanto, un adicional de 0,10 puntos.

Y así va sumando puntos o restando. El motor no hace planes, es, como lo compara Smith, como un perro perdiguero persiguiendo el olor de una presa. Cuando lo pierde se detiene, hasta que localiza algo interesante… algo que le de puntos.

Así que la gran diferencia entre los dos pensamientos, el del ordenador y el humano, radica en que el segundo primero define objetivos (aunque éstos sean muy vagos) y luego calcula que hacer; en cambio el pensamiento de silicio calcula un ramillete de líneas y luego las evalúa, eligiendo la que más suma; es un oportunista nato.

martes, 27 de febrero de 2007

Aprender de los errores

¿En que puede resultarnos útil el ordenador para nuestros análisis ajedrecísticos?

Para responder esta pregunta utilizaré el libro citado de Robin Smith. En él leo que hay mucha razones para utilizar los “chess-engines”, palabra inglesa que suele traducir como “motores” (de ajedrez, claro). Los motores son la parte del programa que calcula las jugadas y por extensión se alude a los programas mismos.

Reconstruir la partida de un G.M. ayuda a desarrollar el juego propio, siempre que entendamos por qué él hace cierta jugada, a veces oscura para nosotros. Al usar un motor (como el Fritz 10 u otro similar) podemos preguntarle lo que opina, y de esta forma obtener más información sobre la jugada enigmática (incluso hasta descubrir que había otra mejor que no fue descubierta por ese G.M. en esa partida).

Otra razón poderosa es la facilidad con qué podemos anotar nuestras partidas y localizar, rápidamente, nuestros errores. Equivocaciones que sin el auxilio del motor nos habría resultado muy difícil ver.

Para preparar y mantener actualizadas nuestras aperturas favoritas el ordenador es una herramienta extremadamente valiosa; sobre todo si podemos “bajar” packs de últimas partidas y revisar los cambios (nuevas líneas o refutaciones) que en estas aperturas están sucediendo.

También en las partidas por correspondencia, que ahora se hacen por Internet y que podrían entrar en esta categoría toda partida que no se juegue en tiempo real e incluya una obligación de jugar en un lapso suficientemente prolongado como para poder analizar a fondo la situación en que estamos.

En este último caso habría que distinguir entre un uso legítimo o ilegítimo del motor que utilizamos. En la mayoría de los clubes de la Red se acepta la posibilidad de consultar partidas similares o revisar literatura técnica sobre nuestra apertura, o final. En cambio no se acepta la utilización pura y llana del motor para sugerir la mejor jugada que está de nuestra mano hacer. Esta prohibición, que no siempre se respeta, en la medida que no puede ser controlada, es lógica, ya que una cosa es utilizar nuestra “biblioteca” (y en ella se incluye nuestras bases de datos) y otra es hacer que el motor nos sustituya y juegue por nosotros. Teniendo en cuenta la citada prohibición el ordenador puede servir para analizar nuestra situación, en la medida que sepamos manejarnos en las diversas búsquedas de información, lo cual, naturalmente, lleva su tiempo y su experiencia.

Pero donde el motor resulta imprescindible es en el análisis post mortem, sin el cual nuestras posibilidades de aprender jugando se reducen sustancialmente. Todos cometemos errores, pero debemos darnos cuenta cuales son y en que momento los hicimos, para aprender de la experiencia. Equivocarse sin conciencia de ello no sirve para aprender.