miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Qué es mejor atacar o defender?

El G.M. András Adorján me convenció, hace de ésto bastante tiempo que el que juega con negras tiene las mismas posibilidades de ganar que con blancas; y además pude comprobar, con mi modesta experiencia, que somos pocos los que pensamos así, y por lo tanto las probabilidades de sorprender al adversario aumentan en la misma proporción.
Digamos que el jugador de blancas, el habitual, espera que el negro busque "empatar" como meta posible, y sólo ganará si comete algun error mayor que el jugador de negras. El que lea los libros del G.M Adorján saldrá de ese error, pero aquí quiero traer el razonamiento de Mihail Marin, otro G.M. que expone en su libro "Secretos de la defensa en ajedrez".
Este autor describe el "noble arte de la defensa" a partir de lo expuesto por Steinitz, quién en el siglo XIX fue el primero que apuntó las ventajas de pensar en ello, en vez del ajedrez puramente romántico "de ataque" (a tal punto que llegó a considerarse "indecente", no propio de un caballero, el mantenerse en una posición defensiva).
Marin afirma que el ataque sólo puede tener éxito si la defensa presenta debilidades; cosa que es radicalmente diferente a la afirmación implícita en la valoración habitual: el ataque siempre tiene éxito si no comete errores.
O con otras palabras: el ataque puede ser impecable, y no por eso el atacante gana. Puede perder, a pesar de ello, porque se estrella contra una defensa bien pensada y bien ejecutada, y como consecuencia del brusco frenazo el atacante se crea debilidades que serán aprovechadas por el defensor inteligente para rematarlo.
En ajedrez la última prueba de cualquier teoria está en la práctica. Pero la práctica ¡ay! no siempre es concluyente. Se puede ganar cometiendo graves errores a condición de que el contrario los cometa peores; por lo tanto ninguna teoría se puede convalidar por una o varias prácticas (1). Y la estadística también incluye variables intervinientes, u ocultas, que escapan a la percepción del estadístico.
Aquí, como en otras circunstancias de la vida, si uno se prepara a hacer tablas: o las hace o pierde... pero la frecuencia de ganadas será más baja de lo que sería de esperar por los recursos que posee.
Lo que quiero decir está claro, creo; ahora sólo falta que cambiemos de actitud y dediquemos al estudio de los movimientos negros tanta o más atención que a la del blanco. Luego comprobaremos nuestro juego... a ver que pasa.
La respuesta que yo doy al título de esta entrada es, por lo tanto, la siguiente: "mejor es defender y cuando el atacante venga y se estrelle, entonces entrar al galope por sus agujeros". Quizá, si estamos jugando con un jugador poco agresivo, habrá que "incitarlo" a dar el paso proporcionándole algun "cebo" apetitoso :-)

(1) Nota: El G.M. escocés Rowson comenta en su libro "Ajedrez para cebras": "La escuela china hace incapié en la importancia del "espacio", pero éste es también un concepto relativo "depende de". El espacio sirve si se tiene capacidad de aprovecharlo, pero sino facilitará un ataque enemigo que podrá elegir por dónde atacar." (pág. 135)

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