Las blancas no saben que apertura jugarán hasta que las negras elijan. En cierto sentido las negras son femeninas, y esto en ajedrez tiene más similitudes de lo que parece; pero como no quiero hacer antropología filosófica me concentraré en lo que intento explicar: las negras tienen el segundo turno de juego, y por lo tanto la capacidad de responder una u otra cosa, según el gusto y la experiencia del jugador. ¿Ha explotado alguna vez Ud. esta posibilidad?
Seguro que sí, pero por si acaso le diré que es importante conocer algunas buenas defensas y concentrarse en ellas. Ya sabe: el que mucho abarca, poco aprieta.
Según John Emms si el blanco juega 1.e4 tendrá un 50% de posibilidades de encontrarse con La Siciliana (1.e4 c5). Y quizá el jugador de negras debería conocérsela a fondo; ya que es una apertura digna de su nombre: bella y apasionada.
Poco a poco se familiarizará con nombres como El Dragón, La Najdorf, La Scheveningen, La Sveshnikov, la que tiene el sugerente nombre de Kalashnikov (uno se siente apuntando con la famosa metralleta a su oponente), y otras varias que componen un amplio cuadro de variantes y subvariantes.
La posición básicamente asimétrica que proporciona la citada defensa es ideal para disputar el campo desde el mismo principio; se crea una posición desequilibrada que proporciona para ambos jugadores, esto hay que reconocerlo, posibilidades de ataque a fondo. Hay variantes más tranquilas, pero en general todos los autores coinciden que es una respuesta negra preñada de peligros si el contrincante blanco, de mentalidad masculina, es algo ingenuo y confiado en su superioridad racial.
Hay muchos libros sobre el tema, pero éste que aparece en la imagen es muy recomendable porque contiene todo lo que necesita saber el jugador primerizo o aquel que juega habitualmente otras defensas y quiere iniciarse en los secretos de esta laberíntica defensa.
El inglés de la serie Starting out, es muy sencillo y no se necesitan grandes nociones de la lengua. Además proporciona una buena oportunidad para romper el miedo y empezar a trabajar con libros de esta lengua, que, en cuestiones de ajedrez, tiene mucho más material que la nuestra. Todo hay que decirlo.
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