viernes, 8 de junio de 2007

Piezas del ajedrez

El ajedrez se juega con un tablero y 16 piezas por banda… pero tanto el tablero como las piezas (madera, plástico o marfil) son en realidad innecesarios. Los objetos a los que llamamos “piezas” son irrelevantes en su materialidad, igual que el tablero. El verdadero tablero y las piezas verdaderas son puramente mentales; sinapsis de nuestras neuronas, imágenes en el cerebro. Usamos piezas y tablero porque, normalmente, carecemos del entrenamiento necesario para jugar sin estos elementos. Se puede perfectamente jugar sin ellos, y recuerdo, cuando pequeño, que con otro amigo intentábamos profundizar en la apertura, cada uno por su lado, mientras caminábamos por la calle. A veces, un bocinazo nos sobresaltaba, ya que habíamos cruzado la calle sin darnos cuenta. Por supuesto una vez adquirido ese poder se puede decir que las piezas y el tablero son meros soportes mnemotécnicos, igual que una agenda, o una anotación en un papel. Así que deberíamos acostumbrarnos a pensar las jugadas sin mover las piezas, sólo hacerlo cuando ya nos bailan las piezas en el cerebro, o perdemos el hilo. Es un buen entrenamiento y cada vez se puede llegar… un movimiento más lejos.

Un ejemplo de cómo los elementos materiales son meros soportes, puede verse en cómo tratan a estos objetos algunos Grandes Maestros. Rescato aquí, un fragmento de los excelentes libros de Gary Kasparov, “Mis geniales predecesores”. Éste está en el tomo IV, Pág., 116: “Se dice que Reshevsky, como Capablanca, no tenía su propio juego de ajedrez. “En lo que a Capa se refiere, no lo sé, pero puedo decirle al lector que, aunque acompañé a Reshevsky a muchos torneos, sólo le ví un juego en una ocasión, en Palma”, escribe Hannon Russell. “¡Y que juego! Pequeño, hueco, de plástico y desconchado, con un tablero muy ligero en rojo y negro. Todo el juego, piezas incluidas, no podía haber costado más de dos dólares. Me senté y observé cómo analizaba su partida aplazada con el gran maestro yugoslavo Damljanovic. Era un final de cuatro torres… Y al menos en la sala de juego, porqué en el tablero de Reshevsky eran ¡dos torres blancas contra una torre roja y una moneda española!””

Naturalmente que nada obsta a que se tenga un magnifico tablero de fina madera veteada, con piezas de algún material noble y costoso… lo mismo sucede con algunos que se gastan mucho dinero en lujosas agendas; pero el juego no pasa por allí, de la misma forma que las importancia de las actividades que se anotan en la agenda, no depende del material con que se la construido.

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