Un ejemplo de cómo los elementos materiales son meros soportes, puede verse en cómo tratan a estos objetos algunos Grandes Maestros. Rescato aquí, un fragmento de los excelentes libros de Gary Kasparov, “Mis geniales predecesores”. Éste está en el tomo IV, Pág., 116: “Se dice que Reshevsky, como Capablanca, no tenía su propio juego de ajedrez. “En lo que a Capa se refiere, no lo sé, pero puedo decirle al lector que, aunque acompañé a Reshevsky a muchos torneos, sólo le ví un juego en una ocasión, en Palma”, escribe Hannon Russell. “¡Y que juego! Pequeño, hueco, de plástico y desconchado, con un tablero muy ligero en rojo y negro. Todo el juego, piezas incluidas, no podía haber costado más de dos dólares. Me senté y observé cómo analizaba su partida aplazada con el gran maestro yugoslavo Damljanovic. Era un final de cuatro torres… Y al menos en la sala de juego, porqué en el tablero de Reshevsky eran ¡dos torres blancas contra una torre roja y una moneda española!””
Naturalmente que nada obsta a que se tenga un magnifico tablero de fina madera veteada, con piezas de algún material noble y costoso… lo mismo sucede con algunos que se gastan mucho dinero en lujosas agendas; pero el juego no pasa por allí, de la misma forma que las importancia de las actividades que se anotan en la agenda, no depende del material con que se la construido.
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